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Mostrando entradas de octubre, 2008

En perder nuestra vida está el hallarla...

“ Cuando se ama en verdad, se sacrifica de verdad; debe costarnos y eso ofrecemos. La vida es agradable delante de Dios cuando se paga un buen precio.” * Estas palabras, como las muchas escritas por los apóstoles en el Nuevo Testamento no son muy comunes cuando nos referimos a la vida cristiana, pero son esenciales. Esta vez recordaremos una escena, la cual a mi también me fue recordada hoy domingo: Fue hace muchos siglos, una mujer que había recibido el milagro de ver resucitar a su hermano Lázaro, entra en casa de un hombre llamado Simón, donde se encuentra Jesús y derrama sobre su cabeza un perfume de nardo puro, rompiendo el frasco de alabastro donde lo llevaba. ¿Por qué ungir a Jesús de esta forma? ¿Por qué un perfume tan costoso? ¿Por qué romper la botella? La mujer, María, estaba agradecida, sólo un corazón agradecido entraría en medio de una reunión llena de varones y se expondría de tal forma. Y ¿por qué llevar algo que le había costado tanto? Porque sólo aquello q

si tuviera el tiempo...

Si tuviera el tiempo, escribiría aquí a diario, escribiria poemas, escribiria canciones, contaría más ficciones... Si tuviera el tiempo, caminaría más, pensaría más, leería más, iría a más cafés, jugaría más con mis amigos. Tal vez hasta aprendería a bailar, a cantar o me iría a la playa. Creo que haría menos cosas, si tuviera tiempo. Sólo en ocasiones quisiera poseerlo, pero no sabría qué hacer con él, tal vez lo desperdiciaría. Me gustaría mejor que me lo sirvieran en una charola, para escoger los momentos, los tiempos y las horas con la gente, yo sola o con mi Amado acompañante del camino. Si tuviera el tiempo, preferiría no sujetarme a él, no vivir bajo sus horas, sus días, sus semanas, dónde no pasa nada, donde todo sigue igual aunque todo avanza, tan rápido, tan cruel, sin piedad. Prefiero vivirlo, no preocuparme, sólo confiar. Confiar en mañana, en que amanece, en que hay futuro, hay esperanza. Porque hay Amor... Tal vez si tuviera el tiempo me gustaría compartirlo con los que

¿Qué nos queda?

Tijuana y el Narco <---pícale aquí Es bien sabido que hoy en México vivimos las consecuencias de decisiones políticas de los últimos decenios que poco a poco han cedido el poder a los intereses del narcotráfico, respondiendo también a la demanda de consumo de otros países. Los culpables son muchos, las víctimas también. Ante este escenario, ¿qué nos queda? CLAMAR a Dios. Podemos hacer otras cosas, lo sé, pero ahorita, ahorita...¿qué mas? Si tienen otra propuesta, por favor denla a conocer . Pd. se me ocurre: 1) decirles que aunque metamos a la cárcel a todos "los malos" el problema está en el corazón del hombre, 2) que la normalización de la violencia no es normal , 3) exigir justicia, sólo así habrá paz...4)...5)....

Incertidumbre

En un mundo como el nuestro, donde diariamente amanecemos con la noticia de desastre, dolor y desesperanza, la incertidumbre es común. Nos afecta sin darnos cuenta, es parte de la misma condición de ser-humano, nos embarga por momentos y no respeta las convicciones más profundas del hombre ni las cosas que parecen más firmes o decididas. Mis contemporáneos dudan las mismas cosas que nuestros antepasados, seguimos haciendo las mismas preguntas y buscando las mismas respuestas, en lugares diferentes y con medios distintos, pero las preguntas son tan antiguas como el hombre. ¿Cómo vivir la incertidumbre sin que te detenga o paralice? ¿Cómo vivirla conscientemente para que no decida por ti o no te deje decidir? ¿Cómo hacerla acompañante del camino sabiendo que ésta como tal nunca desaparecerá? Si algo podemos estar seguros es que no sabemos de qué manera se desarrollará nuestra vida, aún cuando algunos sepamos la razón detrás de la Historia y el final de la misma, no tenemos aún los episo

Desde mis profundidades...

La realidad aplasta y muchas veces es tan cruel y trágica que nos deja sin nada. Más o menos así me decía un amigo ayer por la noche. Y la verdad que mi corazón siente así, que la realidad sí aplasta, que la necesidad muchas veces es más que la que uno puede soportar. Recién colgué el teléfono, hablaba con una amiga, una amiga que vive en una de las muchas comunidades pobres y marginadas de esta ciudad, y sus palabras fueron de aliento. Con un hijo en la cárcel y poca comida en su refri, sin mucha comprensión de cómo estudiar la Biblia y sin nociones de teología sistemática, ella trata de vivir su fe, de entregar lo poco que conoce de ella a lo poco que conoce de Dios, y esperar que el Soberano se encargue del resto. Su amistad refresca mi alma y la llena de nostalgia, ante la cantidad de sueños saqueados de esa gente a la que se le roba todo, y también de lo que siento que se me ha despojado a mí y a mis compañeros de generación. Pero los que nos han despojado y robado no son extr