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Mostrando entradas de marzo, 2010

Entre mujeres y amigas

Ayer pasé una tarde inolvidable: linda compañía, rica comida y copas rebosante de la gracia de Dios... Ya he escrito sobre esto, hace 7 meses me invitaron a dirigir un estudio bíblico con mujeres jóvenes, comenzamos muchas. La idea era estudiar sobre algunas encuentros de Jesús con mujeres, a partir de los evangelios. Al paso de las semanas eramos menos y al final del año quedamos 3. Después estudiamos Ruth y ahora vamos a una tercera parte del evangelio de Marcos. La experiencia ha sido maravillosa y he aprendido más de lo que ellas podrían imaginarse. Cada miércoles hay sorpresas agradables, confesiones, reconocimientos y mucho agradecimiento a Dios por lo que ha venido haciendo a través de su Palabra. Para mi ha sido algo diferente, después de trabajar con estudiantes y jóvenes por años y tener el privilegio de seguir haciéndolo hoy, este estudio representaba todo un desafío. Cada vez que nos reunimos, me doy cuenta de las formas en que Dios trabaja: 1) Él es quien teje las historia

Palabras a mi generación*

Honorables miembros del presídium, directivos y maestros. Queridos padres de familia, amigos y compañeros, es un privilegio dirigirme a ustedes en este día, en representación de la generación que hoy, antes sus ojos, tiene la oportunidad de culminar sus estudios de licenciatura. Antes de comenzar, agradezco a Diana y a Pamela quienes leyeron e hicieron sugerencias puntuales sobre estas palabras; espero representarles bien con esto que hoy pronuncio ante ustedes. Creo que podríamos decir muchas cosas y tomar la oportunidad de recordar infinidad de anécdotas vividas los últimos 4 años o 5 como universitarios, especialmente en nuestra Escuela de Humanidades, hoy Facultad. Pero creo que también es un buen espacio para reflexionar los logros, así como se nos ha enseñado a pensar la vida. Como bien sabemos, los seres humanos somos productos sociales y la capacidad dada para reflexionar sobre el lugar desde el cual vemos al mundo es una capacidad única. Nuestra formación la marcan la

Lo que verdaderamente importa

Cada martes tomo un tiempo para estar a solas con Dios, para venir y ver el mar, escuchar las olas, escuchar mi propio corazón, escribir un poco y también meditar en la Palabra de Dios. Cada semana es una tentación constante por querer hacer, es decir, por buscar algo en que ocuparme, por querer responder correos, o por sentirme útil. Cada martes lucho por que se quede así, sin ninguna ocupación, con la oportunidad de despertar tarde, con el espacio para desayunar con mi familia y de planear un tiempo devocional juntos. Existe en mi esa compulsión por hacer, por creer que el descanso y la recreación son una pérdida de tiempo. Y lo que me doy cuenta es que cuando me detengo, cuando dejo de hacer, también veo la necesidad de que mi corazón calle, que deje de pensar, planear, anhelar y querer siempre responder. Cada martes me puedo ver como soy, cuando me paro a la orilla del malecón, frente a la playa me doy cuenta de lo pequeña que soy, de mi dependencia de Dios, de mi llamado que sólo