El lunes pasado asistí a una célula de estudio en la universidad. Compartí sobre Juan 7:1-18 y a partir del texto tuvimos un diálogo variado, enriquecedor y desafiante para todos.
Lo que más me sorprendió fue la reacción de un estudiante cuando dijimos que es importante articular nuestras dudas sobre Jesús y la Biblia e incluso reconocer cuándo no creemos. Pero, tampoco nos quedamos ahí, partimos hacía una búsqueda comprometida. Expliqué esto en el contexto de un grupo de estudiantes quienes verdaderamente están buscando conocer a Dios y quieren creer o seguir creyendo en Jesús. Los desafíos que les implica estar en la universidad van desde cuestionaminetos filósoficos y éticos, hasta los más prácticos y cotidianos.
El chico que más se sorprendió no podía creer que un grupo de cristianos (que están comprometidos con su fe en Jesús y llevan estudios bíblico en la Uni!!!) le dijera que se vale dudar o decir cuándo no puede creer. Nunca esperó eso. Estaba tan acostumbrado a que otros le juzgaran y dijeran que debía creer así nada más, sin cuestionar nada. Y de paso, debía dejar de leer todo lo que pudiera hacerle dudar.
Sabemos que en la universidad siempre habrá cosas, personas y lecturas que cuestionen la fe cristiana y nos dicten una forma de ver el mundo. Pero la respuesta no puede cerrarnos a todo. Debemos usar eso como oportunidades para crecer en nuestra fe en Jesús, ver cuál es la cosmovisión que la Biblia nos plantea, redescubrir a Jesús y animar a que otros le conozcan en medio de todo esto. Eso es ser personas íntegras y tener integridad en la fe. No separamos lo que pensamos, de lo que creemos y cómo vivimos.
Compartir sobre Jesús no significa pretender que no tenemos dudas o que comprendemos en su totalidad lo que la Biblia nos dice, ni tampoco es pretender que tenemos la vida resuelta y sin problemas. No. Es invitar a que otros conozcan a Jesús con nosotros y vayan al lugar donde le pueden conocer: Su Palabra. Caminemos juntos.
Lo que más me sorprendió fue la reacción de un estudiante cuando dijimos que es importante articular nuestras dudas sobre Jesús y la Biblia e incluso reconocer cuándo no creemos. Pero, tampoco nos quedamos ahí, partimos hacía una búsqueda comprometida. Expliqué esto en el contexto de un grupo de estudiantes quienes verdaderamente están buscando conocer a Dios y quieren creer o seguir creyendo en Jesús. Los desafíos que les implica estar en la universidad van desde cuestionaminetos filósoficos y éticos, hasta los más prácticos y cotidianos.
El chico que más se sorprendió no podía creer que un grupo de cristianos (que están comprometidos con su fe en Jesús y llevan estudios bíblico en la Uni!!!) le dijera que se vale dudar o decir cuándo no puede creer. Nunca esperó eso. Estaba tan acostumbrado a que otros le juzgaran y dijeran que debía creer así nada más, sin cuestionar nada. Y de paso, debía dejar de leer todo lo que pudiera hacerle dudar.
Sabemos que en la universidad siempre habrá cosas, personas y lecturas que cuestionen la fe cristiana y nos dicten una forma de ver el mundo. Pero la respuesta no puede cerrarnos a todo. Debemos usar eso como oportunidades para crecer en nuestra fe en Jesús, ver cuál es la cosmovisión que la Biblia nos plantea, redescubrir a Jesús y animar a que otros le conozcan en medio de todo esto. Eso es ser personas íntegras y tener integridad en la fe. No separamos lo que pensamos, de lo que creemos y cómo vivimos.
Compartir sobre Jesús no significa pretender que no tenemos dudas o que comprendemos en su totalidad lo que la Biblia nos dice, ni tampoco es pretender que tenemos la vida resuelta y sin problemas. No. Es invitar a que otros conozcan a Jesús con nosotros y vayan al lugar donde le pueden conocer: Su Palabra. Caminemos juntos.
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