Ya van casi 4 meses sin escribir por aquí, y quiero compartir un poco de lo vivido y aprendido. Nos casamos y hemos sido bendecidos más allá de nuestra imaginación. Ha pasado poco tiempo y vemos el futuro con esperanza. Es una etapa muy linda en la que aprendo a ser humana junto a otro que me conoce, me ama y desafía de manera cotidiana. Reconocemos las múltiples bendiciones y regalos experimentados y nos hacemos una pregunta constante más o menos articulada así: ¿Cómo extender a otros (que nos rodean y a quienes buscamos rodear) lo que hemos recibido? ¿Cómo vivir de manera que NO de por sentado “lo dado” y perpetúa que otros no disfruten lo que nosotros tenemos? Tenemos una casa linda, amplia y cómoda para vivir. Puedo trabajar desde mi oficina en casa cuando no estoy viajando y tenemos el privilegio de recibir a gente en el departamento cada vez que queremos. Valoramos la hospitalidad, pero solo hemos abierto nuestra casa a gente conocida. Tenemos algunos lujos, aunque no no...
Escribiendo de lo cotidiano, hablando sobre Dios, la vida, el mundo, la misión, las y los amig@s...