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Mostrando entradas de septiembre, 2010

Conocer a Jesús

Hace una semana terminamos con un estudio de todo el evangelio de Marcos. Para los que han leído el blog en semanas anteriores, recordarán que ya he hablado sobre este grupo de mujeres jóvenes con quienes me reuno cada miércoles. La verdad que los finales siempre son emocionantes y a su vez nostálgicos, dejan expectativas y algunos pendientes. Este final fue especial, nos llevó a articular mejores preguntas sobre el significado de seguir a Jesús en el camino y a su vez compromisos firmes con Él. Algo que dije, vale la pena escribirlo, sobre todo porque necesito recordármelo constantemente. He traído esas palabras en mi mente desde hace una semana. "Lo más importante es conocer a Jesús. No podemos esforzarnos por agradar a quien no conocemos y tampoco podemos pretender ser buenos en nuestras fuerzas. Todo comienza y termina con Él. Si hay algo en lo cual estamos fallando o estamos inconformes en nuestra vida, la respuesta es buscar a Jesús, conocerle, reconocerle y rendirnos a Él.

¿Por qué orar?

Bueno, esto que escribo no pretende ser un tratado sobre la oración. Simplemente lo aprendido en el andar de estos últimos días. Ante el mucho afán, ajetreo, de pronto las frustraciones y el peso de saber que mucho no sale como debería, ORAR, es recordar al Dios en quien yo creo. Que el Dios a quien dirijo mis ruegos es Creador de todo lo que hay y conozco en esta tierra y más allá de ella. Y él la sostiene hasta hoy. ORAR es reconocer su soberanía. Aún cuando no entiendo las cosas o hay tanto que parece ir tan mal; al clamar a Él soy recordada de su proyecto para la historia humana y de sus designios que se cumplen, porque Él así lo ha planeado. ORAR es depender de Dios. Porque me pongo en mi lugar como creatura y como hija suya, que toma de su gracia, amor y misercordia para vivir. Que ha recibido todo, por medio de un Dios que ama a su gente, al punto de hacerse como nosotros y morir en lugar nuestro. ORAR es pedir Su dirección. ORAR es responder a la iniciativa de Dios. Caminar en

Nuevos libros sobre el buró

A lado de mi camá tengo un pequeño buró, encima está una lámpara, mis kleenex , una libreta, varios libros, entre ellos la Biblia, y casi siempre un vaso de agua o una taza de té. En estas últimas semanas, los libros cambiaron. Terminé de leer 4 de los libros en los que estaba y comencé con otros. Terminé con Palomas , una linda y desafiante novela inspirada en la vida del profeta Jonás, Contracultura Cristiana que fue mi compañero devocional muy retador y exigente, Solo por gracia que me ayudó a entender un poco mejor la doctrina que sostiene la Iglesia católica, C. Stacey Woods and the Evangelical Rediscovery of the University transportándome a los comienzos de la obra estudiantil de la CIEE, conociendo a gente de carne y hueso, usada por Dios para esos propósitos. (Por ahora no incluyo los de la tesis, porque esos están sobre el escritorio ). Comencé con otros: Viviendo como Pueblo de Dios ha sido mi compañero por las mañanas. He estado leyendo y meditando en Éxodo y Deuteronomio

Dolor y tristeza...

Pensar a Jesús en el huerto de Getsemaní: su oración, su expectativa ante el dolor, su tristeza y ansiedad me conmueve y a la vez me maravilla. Pienso en las escenas anteriores y posteriores a esta relato. Jesús cena con los suyos. Les advierte sobre su debilidad, los invita a depender de Dios y lava sus pies. Después es traicionado, arrestado y sana a Malco. Ve a los suyos abandonarle; afirma su identidad, calla ante sus acusadores y camina hacia la cruz. Se preocupa por su madre. Cumple la Escritura. Se somete a la voluntad del Padre. Y entrega su vida. "Él es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo", como dijo Juan el Bautista. Muere un justo en lugar de muchos pecadores. Me conmueve porque en momentos de dolor y tristeza propios, veo a Jesús dando ejemplo. No calla su ansiedad, la comparte con los más íntimos, con sus amigos. Los invita a orar a Dios. No esconde su vulnerabilidad, aun siendo quien es. Tampoco rechazó a quienes le habrían de abandonar, ni les ser