Ya van
casi 4 meses sin escribir por aquí, y quiero compartir un poco de lo vivido y
aprendido.
Nos
casamos y hemos sido bendecidos más allá de nuestra imaginación. Ha pasado poco
tiempo y vemos el futuro con esperanza. Es una etapa muy linda en la que
aprendo a ser humana junto a otro que me conoce, me ama y desafía de manera
cotidiana. Reconocemos las múltiples bendiciones y regalos experimentados y nos
hacemos una pregunta constante más o menos articulada así: ¿Cómo extender a
otros (que nos rodean y a quienes buscamos rodear) lo que hemos recibido? ¿Cómo
vivir de manera que NO de por sentado “lo dado” y perpetúa que otros no
disfruten lo que nosotros tenemos?
Tenemos
una casa linda, amplia y cómoda para vivir. Puedo trabajar desde mi oficina en
casa cuando no estoy viajando y tenemos el privilegio de recibir a gente en el
departamento cada vez que queremos. Valoramos la hospitalidad, pero solo hemos
abierto nuestra casa a gente conocida. Tenemos algunos lujos, aunque no nos
guste verlo de esa manera, porque no hay algo de lo que poseamos que no estemos
usando o vistiendo. No obstante, ante la realidad del mundo y de la ciudad que
habitamos somos altamente privilegiados, tenemos más de lo necesario y
podríamos ignorar las carencias de otros.
¿Cuáles
son los antídotos a una “vida cómoda”? ¿Cómo podemos vivir de tal manera que
siga el ejemplo de vida sencilla de Jesús y sus seguidor@s? Nosotros seguimos
descubriendo qué ayuda y nos hemos dado cuenta al menos 5 cosas:
- Agradecer lo que tenemos a Dios y a quienes lo hacen posible.
- Pensar en cómo extender lo que se nos ha sido dado a otros y hacerlo.
- Exponernos a realidades y personas que aparentemente están lejos de nosotros. Dejarnos afectar por ellas, tener amigos diferentes, hacer preguntas, escuchar.
- Cultivar una relación con Dios y su Palabra, la cual invita a tener como prioridad el Reino de Dios y su justicia.
- Preguntarnos frecuentemente cómo nuestras prácticas o acciones perpetúan la explotación y la miseria de otros. Buscar alternativas y hacerlo de preferencia, de la mano con quienes se ven afectados.
En medio
de todo esto, estamos intentando vivir bajo la idea de que somos peregrinos. La
Biblia contiene una rica temática sobre el tema y nos presenta con la realidad
de la migración forzada y la invitación a vivir reconociendo que no somos de aquí. Esperamos algo mejor en el futuro
de Dios, en los cielos nuevos y la tierra nueva, mantenemos la tensión de
luchar y trabajar desde ahora porque ese
otro mundo es posible. Confiamos que hay más para nosotros y para otros y
sufrimos para no acomodarnos y resistir a la seducción de cerrar los ojos, de
no ver a los hermanos y hermanas, de comenzar a morir y de no luchar por la
vida nuestra, la de otr@s y la de este mundo del cual somos responsables.
¡En medio
de todo esto que vamos pensando él y yo, disfrutamos mucho la Vida! Salud.
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