La historia nos muestra muchas lecciones si somos humildes para verlas y aprenderlas. Hoy, en la clase vimos lo que sucedió en Alemania, antes de la segunda guerra mundial. La manera en que un régimen político asumió el poder absoluto y comenzó a determinar cómo debía ser la iglesia, sus dirigentes y de alguna manera jugó el papel de agente moralizador para la sociedad. La iglesia, en su mayoría, jugó su juego, aceptó sus declaraciones y estuvo de acuerdo, pero al asociarse con el proyecto, perdió su capacidad profética, perdió su capacidad de hablar la verdad en tiempos violentos. En México, el riesgo es el mismo, podemos fácilmente legitimar poderes que destruyen la vida o asociarnos con proyectos políticos que confundan nuestra fidelidad primaria hacia a Dios. En Estados Unidos, nuestro vecino, el riesgo parece con mayores consecuencias y más nefastas. El patriotismo, combinado con cristianismo no van. No podemos ser leales primero a una nación. La ciudadanía del cristiano...
Escribiendo de lo cotidiano, hablando sobre Dios, la vida, el mundo, la misión, las y los amig@s...