"Antes de edificar"
Ante la invitación de dar las conferencias en un campa de Compa en Veracruz trabajé tres exposiciones sobre el libro y la vida de Nehemías. Publicaré una por semana, esperando que mis notas sean de utilidad, reflexión y edificación a quienes me acompañen. Esta exposición es del capítulo 1.
Introducción
Debo confesar que al principio tuve cierto prejuicio
con la historia de Esdras y Nehemías. No me llamaba la atención la historia de
una construcción y mucho menos de un muro,pues vivo en Tijuana, una ciudad
marcada por un tremendo muro que divide familias….Entonces, tengo cierto
resentimiento contra los muros… Pero reconozco que después de adentrarme en la historia de Nehemías y su mundo, me encuentro cautivada. Es una historia que implica mucho más que la
construcción de un muro, es la historia del pueblo de Dios en el exilio (en el
destierro) y de cómo ese pueblo se identificó con la historia de Dios para el
mundo y para ellos, y comenzó a vivir de manera distinta. Nehemías nos narra
el regreso de algunos israelitas a Judá y lo que significó para ellos. No es
solo la construcción de un muro, es la reconstrucción de la esperanza y la
confianza en Dios en un mundo quebrado, en donde la oración, la comunidad y la
Palabra fueron claves. En un marco más amplio y general, Nehemías es parte de la historia que apunta hacia Jesus pues Malaquías quien sería el último profeta del Antiguo Testamento habló en esta época en Judá.
Para entender Nehemías es necesario sumejirnos en la historia y ver cómo Dios nos invita a ubicarnos en Su
Gran Historia y vivir en ella.
Contexto
Nehemías es la segunda parte de un mismo libro: Esdras-Nehemías nos narran el regreso de una parte del
pueblo de Israel a Jerusalen. Esdras pone más atención en la reconstrucción del
tempo y Nehemías en el muro; un muro necesario porque en la Antigüedad representaba la
seguridad de un pueblo ante las amenazas extranjeras. Era necesario para que un pueblo
forjara una identidad y tuviera una un espacio seguro para sus actividades
cotidianas, estar sin muro representaba una amenaza en muchos sentidos:
saqueadores, ladrones, chismosos, etc. Era difícil pensar que un pueblo sin
murallas pudiera celebrar sus fiestas y adorar con libertad, siempre teniendo
el temor de un posible ataque a la ciudad….Sólo un
pueblo con una clara identidad, basada en Dios podría ser de bendición a otros
pueblos para cumplir con el llamado hecho a Abraham.
La historia detrás de Nehemías, la historia de
Israel está llena de gloria y tragedias. Años antes a Jeremías le tocó anunciar
a los de Judá que ellos también serían llevados al exilio por su
desobediencia. La
fidelidad de Dios se expresó en el cumplimiento de sus promesas, y la promesa
fue dispersarlos si ellos vivían como si Dios no existiera, pues no estaban
cumpliendo con Su llamado. El
pueblo sufrió bajo la promesa de Dios al ser exiliado. Ahora, Babilonia la
grande también había caído (como lo predijo Jeremías), y el imperio imperio Persa
era el reinante. Ellos eran más
tolerantes con la cultura y religiosidad de sus pueblos subyugados y
promovían el culto a los diferentes dioses, para evitar entrar en conflicto con
alguno de ellos. Así que con Ciro una
pequeña parte del pueblo regresó a Judá y comenzó la reconstrucción del
templo. Pero nada era como había sido antes, la gloria del templo de Salomón
solo era un recuerdo; la generación que vio aquel majestuoso templo lloró ante la reconstrucción....
Después de Ciro, vino Artajerjes….y aquí es donde estamos
ubicados. El pueblo de Diossigue mayormente disperso en el imperio, alguos
con mejor suerte que otros. Probablemente muchos pensaban que Dios se había
olvidado, el pueblo había desobedecido y por lo tanto Dios ya no quería saber
nada de ellos. Estaban sufriendo lo que cosecharon. Pero esta historia comienzar con un hombre...
¿Quién es Nehemías?
·
El libro tiene la introducción como un profeta, con algunas características de ser profeta. Es un hombre judío, viviendo en la capital del
imperio de Persa. La historia del libro, se abre con la pregunta de Nehemías acerca de la
situación de los judíos. ¿Qué denota la pregunta? A primera vista,
interés y preocupación, pero más adelante veremos, que nos dice mucho acerca de
Nehemías, de su compasión, de su compromiso con Dios y con su gente y de su identidad.
·
Nehemías es un hombre que escucha y ante el dolor, llora.
La Palabra dice que se sentó a llorar. Es un hombre sensible, que no solo se
preocupó, sino que su reacción no es indiferente. Y aún más allá de llorar en
ese momento, él no escapó al dolor y a la situación difícil, se mantuvo en
duelo por algunos días, ayunando y orando. Su reacción es contraintuitiva porque a las
personas no nos gusta que algo duela, de hecho, evitamos el dolor. Lo
interesante de Nehemías es que él recibe una noticia que aparentemente podría
ignorar pero la toma personal, se duele por ella varios días (al punto de ayunar
para tener tiempo de orar a Dios por lo que estaba pasando con su pueblo) y
ora.
·
Nehemías es un hombre que ora, y en general, el libro nos mostrará a alguien que vive su
realidad primero ante Dios. Es decir, que reconoce que su realidad como ser
humano y su vida está primeramente relacionada con Dios que con cualquier otra
cosa o persona. Creo que esto es algo que debemos poner atención sobre
Nehemías, porque no es una persona perfecta, pero tiene algunas cosas que
enseñarnos. También es compasivo,
se pone en el lugar de los que sufren, aun mientras él sirve en el palacio
del Emperador. Es un hombre que se deja afectar por el dolor de otros, y lo
hace suyo.
·
Nehemías es alguien que tiene una imaginación cautivada por Dios; es alguien que imagina y piensa lo
que Dios dice en Su Palabra. Él conoce lo suficiente de Dios para leer así su
tiempo en la historia y para orar por un cambio para el pueblo. Sabe bien que
la razón del destierro fue la desobediencia, pero también recuerda que existe
la posibilidad del regreso si el pueblo se arrepiente. Nehemías tiene esperanza
por esto. Ve más allá de lo que ven sus ojos. Nehemías es alguien con profundas convicciones y
una identidad basada en el Dios de la
Biblia. Él sabe que es pecador, que no es mejor que otros, y se reconoce
como siervo de Dios. Sabe que necesita ser salvado/redimido por Dios y que solo
puede hacer las cosas por gracia de Dios mismo.
Una de las cosas fascinantes es
ver cómo se refiere al Emperador, y solo lo menciona como un “hombre”. Nehemías
sabe que solo Dios es Dios y que el emperador es un hombre, y aunque él sirve
al rey como su copero, él es PRIMERO siervo del Dios de Universo. Nehemías, ocupa una función muy
importante, porque es un empleado de confianza del Rey, pero esto no se le subió a la cabeza a Nehemías porque sabe bien su lugar, y
aprovechará su posición para los propósitos de Dios.
El Dios de Nehemías
·
El Dios de Nehemías es un más fascinante. Es el
héroe de esta historia y de la Gran Historia de la Biblia. Es un Dios que cumple su pacto. Tenemos 5 pactos
que Dios hizo en el AT, con Noe, con Abraham, con Moises y con David, y en
Jeremías donde se anuncia el 5to pacto por medio de la sangre de Jesús. Los
pactos están basados en el carácter fiel de Dios. En el pacto con Noe Dios hace
una promesa con la creación, para no destruir de nuevo la tierra con agua. Con
Abraham Dios hace un pacto con la humanidad para bendecir a todas las naciones
por medio de Israel. En Moises, el pacto es con el pueblo de Israel y aunque el
pacto no se rompe, existen consecuencias de seguirlo o de no seguir lo
establecido por Dios. El pacto con David es con una familia o un linaje. Los
pacto de Dios nos ayudan a los seres humanos a darnos
cuenta que la vida tiene propósito solo en relación a Dios, un Dios del cielo…. Grande….
Temible…. Y fiel. Nehemías lo sabe, su mente e imaginación están informadas por
esta historia.
- · Un Dios que escucha y atiende. Nehemías seguramente fue enseñado a orar por medio de los salmos, sabe de un Dios que está atento a las necesidades.
- · Un Dios personal, al que le puedes hablar.
- · Un Dios compasivo
- · Un Dios que perdona, que se ofende por el pecado. Un Dios que sabe que el pecado nos mata y quiere VIDA para su creación.
- · Un Dios que salva y redime.
- · Un Dios que como dijimos, se comprometió con un pueblo, e inclusive podemos decir que comprometió su nombre a la de un pueblo, para mostrar por medio de ellos su fidelidad. Un Dios que no nos deja solos, que responde a los que le buscan, que perdona y que cumple sus promesas.
- · Un Dios para el que nada es imposible.
- · Un Dios que actúa en la historia y que es relevante para la historia.
Pero que tiene que ver es justo preguntarnos: ¿qué tiene que ver todo esto con nosotros? ¡La buena noticias es que este mismo Dios de Nehemías es nuestro Dios, y la manera en que Nehemías
responde y vive en estas circunstancias del capítulo nos permiten ver como un
hombre (y una mujer) pasan a ser simples espectadores de la historia de Dios, a
ser parte de ella!
Insertándonos en la historia
Nosotros también tenemos una historia y nuestras vidas son
parte de una Gran Historia, tal vez no la conozcamos tan bien (de eso
hablaremos más en la parte 3), pero somos personas llamadas por Dios,
e invitados por Dios a vivir movidos por Su realidad, Su palabra y por Su vida
y no de la manera que el mundo nos “enseña a vivir”, lo que nos enseñan los
medios de comunicación o la supervivencia a la que muchas veces nos hemos
acostumbrado. NO. Somos llamados a vivir en la historia de Dios, a interesarnos
por lo que a Dios le importa y dejar que nuestra imaginación (lo que es posible
y real) sean cautivadas por él mismo.
Nehemías, que es un libro conocido por el gran trabajo de
edificación del muro nos muestra que antes de empezar a “trabajar” o
“edificar”, necesitamos comprender lo que pasa, preguntar, interesarnos. ¿Qué
está haciendo Dios? ¿Cómo está su pueblo? ¿Cuál es la situación de nuestro
mundo, nuestro país, nuestro estado, ciudad o universidad?
Compasión: Antes de hacer cosas
necesitamos entender lo que pasa, y muchas veces eso requiere nuestra
compasión, el ponernos en los zapatos de otros. La compasión comienza siempre
con nuestros sentidos, probablemente al ver o escuchar. Lo triste es que
estamos entrenados a ser indiferentes o ignorar, porque vemos demasiado dolor y
miseria, y en lugar de ser más sensibles, nos hemos vuelto insensibles. Antes
de venir a Veracruz, yo sabía de algunas situaciones que están pasando por acá,
con el gobierno, los desaparecidos, el asesinato a periodistas, el narcotráfico
y otras cosas. Conozco poco acerca de cómo la iglesia está viviendo en medio de
esto, y de eso ustedes saben más, pero mi pregunta es, ¿Estamos poniéndonos en
los zapatos de quienes sufren? ¿Estamos interesándonos por lo que afecta y
duele a otros?
LAMENTO. Para esto es clave el
lamento. Lamentarnos no es decir, "¡ay que dolor, ay que dolor, como sufro,
nadie me quiere...!”. Lamentarnos es una respuesta ante la doble realidad de
un Dios bueno y una vida compleja y en ocasiones muy difícil. El lamento
nos permite expresar el dolor por el pecado propio o de otros, el sufrimiento y
también la confusión y al mismo tiempo expresar nuestra confianza ( o deseo de
confianza en Dios) en medio de las cosas que no tienen sentido para nosotros o
son muy dolorosas. El lamento es un hermosos recurso de la
Biblia. Los salmos son mayormente salmos de lamento, que expresan emociones
humanas y nos enseñan a ser honestos y genuinos ante un Dios que no se ofende por
nuestras dudas ni se esconde ante nuestro sufrimiento. El lamento es una
práctica que necesitamos recuperar como cristianos, porque si nos damos cuenta,
la mayoría de nuestros cantos expresan alegría y gozo, y existe poco espacio
para el lamento, y esto no es necesariamente el modelo bíblico (chequen los
salmos). No quiero decir que estemos tristes o cantemos canciones tristes
siempre, claro que tenemos razones para gozarnos, pero también tenemos razones
para dolernos. El lamento nos permite expresar nuestra creencia un Dios justo y
bueno, en un mundo quebrado y violento. Los salmos de lamentación y el mismo libro de Lamentaciones (que están en
la Biblia) sirven como un
testigos renuentes contra nuestra teología de “todo está bien y no nos dejan
escapar, ignorar o ser indiferentes. Nos obligan a profundizar, a habitar en el
dolor… pero no es fácil. El lamento es nuestra herencia para una vida
genuina y real, probablemente algo que muchos están buscando hoy….Para mí, ha sido
una práctica o disciplina espiritual muy importante. Porque la tendencia es a
hacernos insensibles, y el detenerme a ver, escuchar y dolerme me permite ver a
Dios en el dolor, pero también llorar y preguntar…
ORACIÓN. Hay otra cosa que me
capturó de este libro, porque es un tema que Dios viene ayudándome a entender
mejor, y es la oración. Nehemías es alguien que ante varias cosas que suceden
en su vida, él ora. Orar es vivir la vida ante Dios, con la consciencia de
que Dios es nuestro compañero siempre, y que es él con quien primero nos
relacionamos. Yo a veces lo digo, y escucho a muchos estudiantes cristianos
decir que tienen problemas para orar, pero yo pienso que más bien tenemos una
idea incorrecta de la oración. Que si bien las formas, posiciones y momentos
del día programados ayudan, orar es vivir en relación con Dios, hablando con
él, escuchando por medio de Su palabra, conviviendo con otros y siendo
enseñados por Dios mismo a ser conscientes de Su presencia. Es un proceso, así
que tranquilos, sigamos dejándonos encontrar por Dios, y viviendo TODA nuestra
vida y cotidianidad, sabiendo que Dios está presente ahí y también en las cosas
más difíciles o complejas de la vida.
VALENTÍA. Por último, para
insertarnos en la historia, requerimos valentía. Y la mejor noticia para los que somos miedosos, es que el Espiritu
Santo es quien nos da valentía y nos ayuda a vivir la vida cristiana. Nehemías
fue valiente y pidió ganarse el favor de su jefe el rey. Nehemías si tuvo miedo, lo verán en el cap. 2, pero fue valiente
porque a pesar del miedo, confió en Dios. De nuevo, vemos que su valentía
estaba basada en creer en Dios, el Dios de la Biblia.
¿A qué le tenemos miedo?
¿Qué nos duele?
¿Qué situaciones debemos entender mejor y orar?
Antes de comenzar a
edificar Dios nos invita a conocer el lugar al que nos ha llamado, a ser
compasivos, a desenterrar la práctica del lamento, a vivir la vida ante él y
entonces a ser valientes para lo que él nos llama. Se requiere todo esto para
la misión en la universidad.
¿Qué cosas o situaciones requerimos conocer o lamentar?
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