Hoy cumplimos dos meses en Vancouver, y estamos en pleno otoño. Esta mañana, caminando de regreso de la iglesia Abdiel y yo nos dimos cuenta que apenas en estos días comenzamos a escuchar al Señor con más claridad y con menos agenda nuestra. Nos sentimos rodeados del amor de Dios en tierra extranjera y en medio de toda la transición, las aguas comienzan a calmarse y el corazón está más quieto. En medio de un ritmo más sano de estudio, descanso, tiempos de silencio y de escribir, percibo a Dios cerca, trayendo consuelo más allá de lo esperado. El semestre en Regent está a su máxima exigencia, con trabajos que escribir, muchos libros que leer, pero estoy disfrutando de ser estudiante y hasta gozando la presión de las entregas. Leo, pienso y escribo sobre las mujeres en la iglesia primitiva, sobre otras profetas del siglo XIX y estudio a profundidad Salmos 2… Las semanas se nos llenan de alegría al compartir la mesa con nuevos amigxs y ser invitados a otras mesas. El consue...
Escribiendo de lo cotidiano, hablando sobre Dios, la vida, el mundo, la misión, las y los amig@s...