Te he encontrado fuera de los lugares denominados como sagrados. Te he visto en los cafés, recorriendo los pasillos de mi universidad, sentado a lado nuestro mientras discutimos sobre el mundo, la fe, la realidad contemporánea y cualquier otro asunto que nos parezca relevante. Estuviste sentado en medio nuestro en el carro aquél día que nos vimos confrontados con lo rápido que pueden cambiar nuestros destinos, nos acompañaste en el camino y comiste con nosotros.
Has transformado mi visión, mis conceptos, mis búsquedas. He roto con paradigmas, ahora comprendo mejor algunas cosas, pero también lo lejos que estoy de descifrarte. Por eso eres fascinante, por eso tu gracia es gracia y me sorprende cada mañana que despierto. Por eso me asombra lo sencillo y disfruto lo complejo. Te lo he dicho, escrito, susurrado y compartido en múltiples ocasiones y no me cansaré de nombrarte, en mis sueños, mis dolores, mis anhelos y mis angustias, por los éxitos, los fracasos y lo que esté más adelante. Gracias.
Has transformado mi visión, mis conceptos, mis búsquedas. He roto con paradigmas, ahora comprendo mejor algunas cosas, pero también lo lejos que estoy de descifrarte. Por eso eres fascinante, por eso tu gracia es gracia y me sorprende cada mañana que despierto. Por eso me asombra lo sencillo y disfruto lo complejo. Te lo he dicho, escrito, susurrado y compartido en múltiples ocasiones y no me cansaré de nombrarte, en mis sueños, mis dolores, mis anhelos y mis angustias, por los éxitos, los fracasos y lo que esté más adelante. Gracias.
En aquel carro rojo que parecía lleno
ResponderEliminarÉl iba ahí!
Y si es cierto, te sorprendes en lo sencillo y te gusta lo complejo.
Por favor no te canses, como muchos, sigo orando para que eso no ocurra. Nos haces bien a muchos.