He compartido el camino con varias personas, pero desde que vi de nuevo a una amiga sentí la necesidad de escribir un poco sobre el tiempo con ella.
La conocí hace años y juntas trabajamos en la directiva nacional estudiantil de Compa, viajamos juntas, planeamos y compartimos tiempos lindos de conversación y estudio. Ahora, algunos años después, las dos estamos en diferentes momentos, y aunque no tenemos definido nuestro futuro, Dios ha hecho cosas extraordinarias hasta ahora en su vida.
Muchas veces me pregunto cómo se ve un cristiano o cristiana en la política, cómo es su vida cotidiana, los desafíos que enfrenta y cómo puede mantenerse íntegro en medio de tanta corrupción. La integridad es desafío para todos en cualquier ámbito, pero un ciudadano del Reino de Dios como servidor público que viva bajo los valores de ese reino es un reto gigante ante la falta de modelos.
Dios le ha abierto puertas a ella, y la ha puesto en lugar donde puede influenciar a muchos, donde puede usar recursos gubernamentales de forma más justa y ayudar a los necesitados de su tierra. Ella se ha dedicado a ver los rostros de los indígenas mayas y hasta de aprender su lengua para poder escuchar. Me ha hecho pensar que nuestro caminar por el ministerio estudiantil nos forma para la vida y que de igual manera de ahí Dios nos llama a tomar diferentes lugares en el mundo para mostrar su gloria a otros...
Sólo escribo algunos pensamiento a partir del re-encuentro. Son microrelatos de esperanza, que se viven y escuchan aún en medio de contextos tan sucios como la política en México. Mi oración es que Dios me permita ver y participar de la formación de más ciudadanos del Reino, comprometidos con hacer brillar su luz en este mundo.
La conocí hace años y juntas trabajamos en la directiva nacional estudiantil de Compa, viajamos juntas, planeamos y compartimos tiempos lindos de conversación y estudio. Ahora, algunos años después, las dos estamos en diferentes momentos, y aunque no tenemos definido nuestro futuro, Dios ha hecho cosas extraordinarias hasta ahora en su vida.
Muchas veces me pregunto cómo se ve un cristiano o cristiana en la política, cómo es su vida cotidiana, los desafíos que enfrenta y cómo puede mantenerse íntegro en medio de tanta corrupción. La integridad es desafío para todos en cualquier ámbito, pero un ciudadano del Reino de Dios como servidor público que viva bajo los valores de ese reino es un reto gigante ante la falta de modelos.
Dios le ha abierto puertas a ella, y la ha puesto en lugar donde puede influenciar a muchos, donde puede usar recursos gubernamentales de forma más justa y ayudar a los necesitados de su tierra. Ella se ha dedicado a ver los rostros de los indígenas mayas y hasta de aprender su lengua para poder escuchar. Me ha hecho pensar que nuestro caminar por el ministerio estudiantil nos forma para la vida y que de igual manera de ahí Dios nos llama a tomar diferentes lugares en el mundo para mostrar su gloria a otros...
Sólo escribo algunos pensamiento a partir del re-encuentro. Son microrelatos de esperanza, que se viven y escuchan aún en medio de contextos tan sucios como la política en México. Mi oración es que Dios me permita ver y participar de la formación de más ciudadanos del Reino, comprometidos con hacer brillar su luz en este mundo.
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