Estoy en Chihuahua. Eso es una realidad en mi vida, junto a muchas otras que no son tan evidentes. Disfruto estar en otra ciudad, con otra gente, una cultura diferente, perspectivas y sueños compartidos... Disfruto mi trabajo porque es un regalo de Dios, me maravilla ver lo que Dios está haciendo entre los estudiantes de otros lugares y me emociona saber que se mueve de forma muy especial en el Norte de México, donde hemos sido tan golpeados por la violencia, el narcotráfico, la corrupción y la muerte.
"Los campos están listos para la ciega", estas palabras de Jesús están en mi mente, y estando acá lo veo con claridad. Hay necesidad de obreros y de seguidores de Jesús dispuestos a asumir la universidad como campo de misión, a hacer el trabajo sencilllo pero dificil de compartir el evangelio y la vida con el prójimo, con el estudiante que está a su lado.
Este tiempo también es diferente, porque inaugura un tiempo de viajes, seguramente más constantes, por el Noroeste del país y me empiezo a familiarizar con centrales, aeropuertos, fronteras distintas a la de San Diego-Tijuana, con carreteras y otros paisajes. Me emociona, pero no es una emoción pasajera, es una que sabe que esto es parte de mi realidad y del llamado de Dios para mi vida ahora.
En mi maleta cargo con libros y mi libreta, en ella y en mi corazón cargo preguntas, sueños, anhelos, dolor y mucha esperanza. Todo esto también pesa. Veo respuestas, algunas nítidas y otras que comienzan a clarear, muchos sentimientos a lapiz y el deseo por madurez al proceder con lo que viene, con lo que Dios presenta en mi vida. Y es que al viajar vengo con todo lo que soy, pocas cosas se pueden quedar en casa, todo me acompaña.
Empiezo a extrañar, empiezo a sentir diferente, empiezo a pensar lo que significa seguir a Jesús a mis 24 años (y los que siguen), voy comprendiendo más cómo es Dios...y me voy entendiendo mejor. Valoro diferente a mis amigos de lejos, mis padres, los regalos, lo que Dios presta, mis tiempos con Él... Ya no puedo ver la vida igual, no es la misma mirada de adolescente, pero me gusta, me gusta que algo en mi crece y el compromiso de niña sigue, pero maduró. Me encanta que mi oración de lois 15 sea una realidad a los 24, porque muestra que Dios es fiel y lo seguirá siendo...
"Los campos están listos para la ciega", estas palabras de Jesús están en mi mente, y estando acá lo veo con claridad. Hay necesidad de obreros y de seguidores de Jesús dispuestos a asumir la universidad como campo de misión, a hacer el trabajo sencilllo pero dificil de compartir el evangelio y la vida con el prójimo, con el estudiante que está a su lado.
Este tiempo también es diferente, porque inaugura un tiempo de viajes, seguramente más constantes, por el Noroeste del país y me empiezo a familiarizar con centrales, aeropuertos, fronteras distintas a la de San Diego-Tijuana, con carreteras y otros paisajes. Me emociona, pero no es una emoción pasajera, es una que sabe que esto es parte de mi realidad y del llamado de Dios para mi vida ahora.
En mi maleta cargo con libros y mi libreta, en ella y en mi corazón cargo preguntas, sueños, anhelos, dolor y mucha esperanza. Todo esto también pesa. Veo respuestas, algunas nítidas y otras que comienzan a clarear, muchos sentimientos a lapiz y el deseo por madurez al proceder con lo que viene, con lo que Dios presenta en mi vida. Y es que al viajar vengo con todo lo que soy, pocas cosas se pueden quedar en casa, todo me acompaña.
Empiezo a extrañar, empiezo a sentir diferente, empiezo a pensar lo que significa seguir a Jesús a mis 24 años (y los que siguen), voy comprendiendo más cómo es Dios...y me voy entendiendo mejor. Valoro diferente a mis amigos de lejos, mis padres, los regalos, lo que Dios presta, mis tiempos con Él... Ya no puedo ver la vida igual, no es la misma mirada de adolescente, pero me gusta, me gusta que algo en mi crece y el compromiso de niña sigue, pero maduró. Me encanta que mi oración de lois 15 sea una realidad a los 24, porque muestra que Dios es fiel y lo seguirá siendo...
Amén (por las últimas frases). No podemos olvidar la soberanía de Dios en nuestros sueños y anhelos. No podemos olvidarla a los 15, a los 17, a los 20 y 24...Él es fiel. El es bueno.
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