…ya pasaron, pero las amistades
seguirán. Estuve un par de semanas fuera de casa, tratando de desconectarme del
trabajo constante y la urgencia de hacer, pensar, producir, hablar y todas esas
cosas. Abdiel y yo pasamos un par de días en San Diego con nuestros mejores
amigos, con una vista de montañas, un lago y mucho frío. Después viajé al sur
de México, a la península de Yucatán, al calor, las playas, los cenotes y
nuevas amigas.
Disfruté el tiempo, todo. Pasé muchos
días en un carro con otras 3 mujeres, buscando cenotes, puebliando, comiendo, cantando y conociéndonos. A veces olvido que
necesito tiempo para no ser lo que hago, es decir, para encontrarme con las
cosas que me gustan más allá del trabajo, para llorar lo que queda pendiente en
el corazón y abrir espacio para saber por qué siento o pienso ciertas cosas.
Fueron unas vacaciones con la intención de disfrutar un tiempo con Ruty y gente
con la que ella comparte su cotidianidad y especial amistad.
Unas vacaciones de gracia
…no las merecía, pero fueron un
regalo. Al recibir amor, detalles, ver nuevos rostros y paisajes pude reconocer
Sus detalles de cuidado, amor y provisión para mi vida. Sé que fue Dios mismo,
porque el resultado es un impulso de compartir con otros lo que tengo sin
merecer; una invitación a la generosidad. Abrir la casa, el corazón, la mesa,
el tiempo, el oído y las palabras adecuadas.
Unas vacaciones para el encuentro
Soy en gran medida el cúmulo de
experiencias influenciadas por la gente que está cerca y del que me creó y
sostiene la vida. Y fue allí en un café con vista al mar de Campeche que
adquirí mayor conciencia de un Dios que se empeña en caminar conmigo, que no me
deja, guía, consuela y también me confronta.
En medio de todo él sigue fiel, y pone
gente que me ayuda a comprender tangiblemente su amor. En las amistades
intencionales e incluyentes, el amor y la aceptación de un mejor
amigo/compañero/novio, la generosidad y paciencia de una mejor amiga, el
cuidado de los casi desconocidos y al final, el reflejo suyo que camina también
en los callejones polvorientos y dolorosos de nuestra humanidad a medias…
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