Ahora vuelvo a pensar
en ti, en lo que habrás sentido al llevar a Jesús en tu vientre. No imagino la
sorpresa que significó la noticia del angel y el temor que habrás sentido ante
tremendo anunciamiento. Me maravilla tu humilde respuesta, disposición y obediencia.
Me parece que contrasta con la de otros personajes en la Biblia que creen saber
cómo Dios actúa pero se pierden entre el poder o el deseo de control.
Tus cantos y
oraciones fueron revolucionarios, pero en tus labios no parecían una gran
amenaza al Imperio. Jesús de seguro aprendió a orar al escucharte. Fuiste mujer
conforme al corazón de Dios y llevaste en tu seno la esperanza de millones.
¡Cómo me hubiera
gustado estar presente en la casa cuando visitaste a Isabel! Solo puedo
imaginar las conversaciones sobre toda su alegría, temor y miedos, así como los
múltiples malestares que sus niños les pudieron ocasionar. Ambas, mujeres
escogidas por Dios, revirtiendo los valores del mundo y cuidando de bebés que
habrían de causar un hito en la historia.
María, no imagino el
temor que el tremendo privilegio habrá traido sobre ti, pero fuiste muy
valiente. Diste a luz al Dios encarnado y cuidaste de él, y ese es uno de los
misterios que aún no podemos comprender. Tú guardabas cosas en tu corazón sobre
este niño y fuiste los brazos de amor que cuidó del Salvador. Tú, de seguro
entendiste más de Dios que muchos que le conocieron, porque tú supiste la humildad
del Creador, al punto de nacer en un bebo y dejarse cuidar por tí, una
adolescente dispuesta y llena de fe.
No imagino, María, el
dolor que te causó el anuncio en el templo de cómo tu corazón sería partido al
ver lo que harían con tu niño, pero admiro tu valentía de seguirle hasta la
cruz y de ser contada entre los y las discipulos que fundaron la Iglesia.
María, tu ejemplo necesita ser recordado entre nosotros. Hay algo profundo de
cómo es Dios, que se manifiesta en tu historia, la cual es la historia del Dios
que nació y creció en Palestina.
María, tu historia
también reivindica a las mujeres y los niños, por revelarnos a un Dios que se
manifiesta en medio de mujeres y niños, de maneras inusitadas en la historia y
la transforma para siempre.
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