Hoy pasaron cosas repentinamente, cosas inesperadas. Ya no tengo trabajo, llegué apenas hace dos días de un campamento muy especial, después de un tiempo de compartir con amigos cercanos al corazón sobre Jesús, de acompañarnos y acompañar.
No tengo reproches, sólo un deseo que justicia, un anhelo porque las cosas fueran como deben ser, pero aún en eso me incluyo yo como un producto no-terminado, con importantes carencias e incluso partícipe de obras injustas que afectan al prójimo.
Pero algo también inesperado me sorprendió hoy, algo que se inscribe en una "historia mayor". Mientras me dirigía en camión a la uni, leyendo el salmo 34, escuchando algo de música, me encontré con alguien. Era un estudiante de deportes de la UABC. Me preguntó si era cristiana y así comenzó nuestra conversación. ¿Cómo vivir nuestra fe en la universidad? ¿Cómo compartir de Jesús? ¿Cómo hacerlo sin ser religiosos, pues aún nosotros estamos cansados y desilusionados por eso? Fue una cita divina, en el camión, despues de un motivo de tristeza, de algo que me debería tener sumamente preocupada. Pero ante todo, el día de hoy estoy agradecida, porque el mismo Dios que ha hecho proezas en mi vida, en la vida de otros y en la historia, es en quien confío... Porque hoy, pude afirmar que mi seguridad no se encuentra en un trabajo; recuerdo también que soy amada, sostenida y respaldada por alguien que siempre me acompaña y me provee de amigos, de su presencia y de una comunidad que camina en fe, que sueña lo imposible y espera lo mejor.
No tengo reproches, sólo un deseo que justicia, un anhelo porque las cosas fueran como deben ser, pero aún en eso me incluyo yo como un producto no-terminado, con importantes carencias e incluso partícipe de obras injustas que afectan al prójimo.
Pero algo también inesperado me sorprendió hoy, algo que se inscribe en una "historia mayor". Mientras me dirigía en camión a la uni, leyendo el salmo 34, escuchando algo de música, me encontré con alguien. Era un estudiante de deportes de la UABC. Me preguntó si era cristiana y así comenzó nuestra conversación. ¿Cómo vivir nuestra fe en la universidad? ¿Cómo compartir de Jesús? ¿Cómo hacerlo sin ser religiosos, pues aún nosotros estamos cansados y desilusionados por eso? Fue una cita divina, en el camión, despues de un motivo de tristeza, de algo que me debería tener sumamente preocupada. Pero ante todo, el día de hoy estoy agradecida, porque el mismo Dios que ha hecho proezas en mi vida, en la vida de otros y en la historia, es en quien confío... Porque hoy, pude afirmar que mi seguridad no se encuentra en un trabajo; recuerdo también que soy amada, sostenida y respaldada por alguien que siempre me acompaña y me provee de amigos, de su presencia y de una comunidad que camina en fe, que sueña lo imposible y espera lo mejor.
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