Por haber encontrado la Vida en medio del dolor y de la búsqueda de razón, sentido y verdad. Pero también sorprendida por encontrar el dolor, la duda y la frustracion en medio de la Vida. Ambas han sido sorpresas trascendentes. A mis 15 años el hallarme ante un Dios real que respondía con coherencia, honestidad y sin rodeos a los problemas del hombre, la mujer y del mundo, produjo un cambio total, importante y definitivo en mi caminar. Sin embargo, el encontrar nuevamente el dolor, la duda y demás realidades delante de mí también me han sorprendido. Porque la razón por la Encarnación, por ese Dios-con-nosotros cobra sentido: por algo lloró, denunció la hipocrecia y religiosidad, amó al debil, al inmoral, al traidor y reivindicó al enfermo, al niño y a la mujer, es necesario reconocerlo para que yo asuma mi lugar con valentía y me sostenga en fe.
No han sido las sorpresas sencillas de la vida, han sido de aquellas que han cambiado el rumbo, de las que te hacen sentir muy humilde, de las cuales no tomaste la iniciativa, de aquellas que sabes que estás en deuda de compartir con otros, de decirle a los demás cómo llegaste a vivir de verdad y amar de verdad. A ser llenada en la soledad, de encontrar paz en medio del caos y significado cuando otros ya no creen, sentido mientras todo es incierto.
No han sido las sorpresas sencillas de la vida, han sido de aquellas que han cambiado el rumbo, de las que te hacen sentir muy humilde, de las cuales no tomaste la iniciativa, de aquellas que sabes que estás en deuda de compartir con otros, de decirle a los demás cómo llegaste a vivir de verdad y amar de verdad. A ser llenada en la soledad, de encontrar paz en medio del caos y significado cuando otros ya no creen, sentido mientras todo es incierto.
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