Nuevamente se me dificulta escribir. Entre las exigencias de Vive2013, el cansancio posterior y el tiempo de vaciones, festejos y re-adaptación al trabajo "cotidiano" de la vida y ministerio, sólo pienso en ideas que quiero compartir, sin lograr vertirlo por aquí. Pero debo decir que ha sido bueno, ha sido un tiempo con mucho que agradecer y meditar ante Dios. Pensando que hace un año, las cosas eran más sombrías y el momento era diferente, puedo dar gracias por aquellos días difíciles y por estos que traen mucho gozo y disfrute. ¡Dios es bueno en todo momento!
(Les comparto algunos fotos de las últimas semanas...)
Con el paso de los años, la vida se va haciendo más compleja (sabias palabras de otros que llevan más camino recorrido) y el reto permanece de seguir a Jesús ante las complicaciones de la vida: primero como recién graduado, después con posibles desafíos financieros, o de salud, con pareja o sin ella, con hijos, otras exigencias familiares y demás.... La cuestion es que servir al Señor no nos exime de estas cuestiones, pero sí nos lanza la pregunta de si seguiremos en medio de ellas.
En Vive pude detenerme y reconocer, que hasta ahora le sigo -por gracia de Dios y de manera imperfecta- pero que Dios mismo me invita de nuevo a caminar con él y no renunciar a los sueños de Su Reino, para conformarme con los sueños de este mundo. Sigo siendo convocada e impulsada a vivir la Vida y la misión, de acuerdo a otros valores, diferentes a los del mundo, bajo otros patrones, modelados por el mismo Jesús. ¡Dios me ayude y nos ayude a todos en comunidad y amistad, a ser fieles!
Que diferencia hay entre hacer las cosas por nosotros mismos o aceptar la invitacion de Jesus....?
ResponderEliminarComprender la gracia y vivir en humildad, ¿no? ¿tú que piensas?
ResponderEliminarPienso incluso en ¿qué derecho tengo a invitarme yo mismo? ¿A adelantarme a la invitación de Jesús?
ResponderEliminarPienso también en el costo de hacer las cosas por mi mismo...
Te toca...
Uff, tocas temas difíciles! Aceptar la invitación de Jesús significa ir a su ritmo y reconocer que la obra es suya, no mía.
ResponderEliminarPienso que me duele reconocer que a veces tengo demasiada prisa y eso tiene un costo, porque finalmente no es urgencia, sino falta de confianza. Sin embargo, también creo que Jesus siempre está invitándome a algo, y quiero tener el discernimiento para reonocerlo...