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¿Cómo leer todo esto? ¿Cómo vivir en un país así: tan indiferente de los necesitados, gobernado por una clase política voraz y sin temor de Dios?
El Salmo 36 hace una comparativa interesante:
La transgresión habla al impío dentro de su corazón;
No hay temor de Dios delante de sus ojos.
Porque en sus propios ojos la transgresión le engaña
En cuanto a descubrir su iniquidad y aborrecerla.
Las palabras de su boca son iniquidad y engaño;
Ha dejado de ser sabio y de hacer el bien.
Planea la iniquidad en su cama;
Se obstina en un camino que no es bueno;
No aborrece el mal.Tu misericordia, oh Señor, se extiende hasta los cielos,
Tu fidelidad, hasta el firmamento.
Tu justicia es como los montes de Dios;
Tus juicios son como profundo abismo.
Tú preservas, oh Señor, al hombre y al animal.
¡Cuán preciosa es, oh Dios, Tu misericordia!
Por eso los hijos de los hombres se refugian a la sombra de Tus alas.
Se sacian de la abundancia de Tu casa,
Y les das a beber del río de Tus delicias.
Porque en Ti está la fuente de la vida;
En Tu luz vemos la luz.Continúa Tu misericordia para con los que Te conocen,
Y Tu justicia para con los rectos de corazón.
Que no me alcance el pie del orgullo,
Ni me mueva la mano de los impíos.
Allí han caído los que obran iniquidad;
Han sido derribados y no se pueden levantar.
El salmista observa al malvado y cómo actúa, lo ve, no es indiferente, y se lo dice a Dios en oración, porque Dios tampoco lo ignora ni lo pasará por alto. El contraste viene cuando se habla del carácter de Dios: misericordoso, fiel, justo y sustentador. Si tenemos idea de la justicia y un celo por ella, es porque así fue creado el mundo, porque es el sello de quien lo creó. Un Dios justo y misericordioso, que al encarnarse muestra de manera tangible lo que esto significa al morir en la cruz y vencer a la muerte. Un Dios que no solo ama al ser humano, sino también a los animales que él creó con imaginación. Él es el Dios de la vida, a quien oramos también pidiendo no caer en el orgullo o actuar con maldad e injusticia. A quien pedimos misericordia y recibimos Su gracia cuando reconocemso que también somos egoístas.
No es un Salmo que nos invite a escapar del mundo. Pero da Esperanza, apunta a Dios y me invita a vivir siendo reflejo de su justicia.
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