Llego a casa, leo las noticias, escucho lo que sucede en mi país, el drama político nacional y la escena mundial: las cosas no son muy alentadoras. Pareciera que el mal triunfa cada vez que muere alguien víctima del narcotráfico, cuando los pobres se hacen más pobres, cuando los malos logran pasar leyes o decretos y cometen injusticias con el respaldo del poder, beneficiando a unos cuantos y satisfaciendo su ambición.
¿Cómo leer todo esto? ¿Cómo vivir en un país así: tan indiferente de los necesitados, gobernado por una clase política voraz y sin temor de Dios?
El Salmo 36 hace una comparativa interesante:
La transgresión habla al impío dentro de su corazón;
No hay temor de Dios delante de sus ojos.
Porque en sus propios ojos la transgresión le engaña
En cuanto a descubrir su iniquidad y aborrecerla.
Las palabras de su boca son iniquidad y engaño;
Ha dejado de ser sabio y de hacer el bien.
Planea la iniquidad en su cama;
Se obstina en un camino que no es bueno;
No aborrece el mal.Tu misericordia, oh Señor, se extiende hasta los cielos,
Tu fidelidad, hasta el firmamento.
Tu justicia es como los montes de Dios;
Tus juicios son como profundo abismo.
Tú preservas, oh Señor, al hombre y al animal.
¡Cuán preciosa es, oh Dios, Tu misericordia!
Por eso los hijos de los hombres se refugian a la sombra de Tus alas.
Se sacian de la abundancia de Tu casa,
Y les das a beber del río de Tus delicias.
Porque en Ti está la fuente de la vida;
En Tu luz vemos la luz.Continúa Tu misericordia para con los que Te conocen,
Y Tu justicia para con los rectos de corazón.
Que no me alcance el pie del orgullo,
Ni me mueva la mano de los impíos.
Allí han caído los que obran iniquidad;
Han sido derribados y no se pueden levantar.
El salmista observa al malvado y cómo actúa, lo ve, no es indiferente, y se lo dice a Dios en oración, porque Dios tampoco lo ignora ni lo pasará por alto. El contraste viene cuando se habla del carácter de Dios: misericordoso, fiel, justo y sustentador. Si tenemos idea de la justicia y un celo por ella, es porque así fue creado el mundo, porque es el sello de quien lo creó. Un Dios justo y misericordioso, que al encarnarse muestra de manera tangible lo que esto significa al morir en la cruz y vencer a la muerte. Un Dios que no solo ama al ser humano, sino también a los animales que él creó con imaginación. Él es el Dios de la vida, a quien oramos también pidiendo no caer en el orgullo o actuar con maldad e injusticia. A quien pedimos misericordia y recibimos Su gracia cuando reconocemso que también somos egoístas.
No es un Salmo que nos invite a escapar del mundo. Pero da Esperanza, apunta a Dios y me invita a vivir siendo reflejo de su justicia.
Comentarios
Publicar un comentario