La manera en que se
dibuja ante nosotros el escenario del primer siglo de nuestra era, es clave
para comprender lo que los escritores del Nuevo Testamento pensaban acerca del “fin”
No podemos llevar nuestros prejuicios y comprensión del s. XXI e imponer esa
mirada a textos escritos hace dos milenios. Posiblemente nuestra incomprensión de
la historia nos ha llevado en una dirección equivocada al acercarnos a la
Biblia y nuestras expectativas acerca del fin del mundo estén más influidas por
ideas griegas u otras lecturas posteriores. Muy seguramente nuestra “esperanza
futura” está más informada por películas o algunos textos descontextualizados,
donde lo que predomina son desastres naturales y muchos elementos de ciencia
ficción.
¿Qué es el
lenguaje apocalíptico? ¿Por qué es importante entender el lenguaje apocalíptico
en relación a las expectativas de los judíos en el primer siglo? ¿Cómo leer a
los profetas con su lenguaje figurativo? ¿Qué hacer con las palabras de Jesús y
otros escritos del Nuevo Testamento que hacen relación al final de los tiempos?
N.T. Wright en su libro “The New Testament and the People of God”, plantea su tesis sobre cómo
podemos acercarnos a la Biblia y estudiarla, haciendo justicia al tipo de
literatura que nos presenta. Uno de sus estudios es acerca de lo “apocalíptico”,
y explicado de manera sencilla, es el tipo de literatura y lenguaje que expresa
la esperanza en la vindicación de Dios para el pueblo de Israel. En esto
quisiera elaborar sobre 4 aspectos sobre los cuales Wright elabora:
- Es
una forma literaria y una convención lingüística. No se pueden leer
literalmente, tienen múltiples niveles de significado y están cargados de metáforas
y símbolos porque intentan expresar la manera en que Dios intervendrá en la
historia, por lo cual aluden a otros eventos históricos. Buscan la manera de
investir de significado a eventos que tendrán una trascendencia cósmica. (Ejemplo
de ello son los profetas del Antiguo Testamento y muchos otros más que son
extra-bíblico).
- Apocalíptico no significa que éste mundo dejará de existir en espacio y tiempo, sino la creación de un nuevo orden mundial. No existe ningún elemento en la literatura de la época, ni de la cosmovisión judía, sus símbolos o sus creencias básicas que nos lleven a pensar que ellos esperan que este mundo llegue a su fin. Esto rompería con las creencias basadas en un Dios creador, comprometido con su creación y que actúa en la historia. Los elementos literarios que encontramos donde se habla de astros, terremotos y otro tipo de cosas, son formas de ilustrar la fuerza de este nuevo orden y su transformación. Un ejemplo de esto es que la salvación para los judíos implicaba la liberación de la opresión, la paz (Shalom) y bienestar de Dios, el perdón y el reinado de Dios, pero nada de esto tenía tintes escapistas del mundo, sino insertan su esperanza en el mundo.
- Existen diferentes contextos para el lenguaje apocalíptico que debemos considerar. El personal implica que pueden ser revelaciones divinas o formas de proveer enseñanzas que inviten a la esperanza en medio de contextos de persecución y dificultad. Esto nos lleva a considerar el contexto social y reconocer que este tipo de literatura es un recurso subversivo para los grupos oprimidos. En su consideración histórica entendemos que este tipo de literatura no fue usada siempre o entendida de la misma manera por todos, pero sí fue un recurso para proveer esperanza. La idea de Mesías puede ser un ejemplo, porque estaba presente en la mente de los judíos, pero se entendía diferente de acuerdo al momento histórico de Israel y no significaba lo mismo para todos los grupos.
- El lenguaje es representativo. Usa símbolos e imágenes para representar pueblos y razas, hace también representaciones sociológicas de una persona por un grupo mayor o metafísicas donde un ser divino representa seres terrenales. Estas imágenes son recursos para dejar ver la relación entre el mundo celestial y el terrenal, y deben entenderse de forma metafórica. Las bestias y otras criaturas posiblemente celestiales nos ilustran sucesos terrenales de manera exagerada y pintoresca, para dejarnos observar mejor su significado y nos llevan a imaginar el drama. No son explicaciones directas y claras, porque los sucesos son eventos históricos complejos y Dios mismo está actuando en la historia humana para restaurar el mundo a una “nueva creación”.
El lenguaje apocalíptico
nos cuenta historias del obrar de Dios en la historia. No podemos acercarnos a
pasajes como los de Marcos 13 o el Apocalipsis de la misma manera. No podemos
esperar que bestias surjan del mar o que la luna se convierte en sangre
(literalmente). Tampoco creo que podemos decir que sabemos exactamente cuándo y
cómo sucederán las cosas. El lenguaje apocalíptico dibuja historias subversivas
de esperanza, pero no lo detalla todo, no es su propósito. Entender un poco mejor me desafía a leer la
Biblia con más humildad, para intentar comprender mejor su contexto y al mismo
tiempo hablar de la nueva creación, del nuevo orden mundial, de la resurrección
de los muertos, del reinado justo del Rey, Siervo y Mesías crucificado, del
perdón de pecados y de la salvación desde una óptica bíblica sin cargarle todas
mis expectativas y perspectivas desde el siglo XXI.
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