Resulta fácil ignorar la dolorosa realidad de much@s que son víctimas de esclavitud en el siglo XXI. Yo no he podido hacerlo los últimos años, pero con pena reconozco que muchas veces parezco insensible. Es algo que no se ve en cada esquina, pero sucede en mi ciudad-Tijuana- más que en ninguna otra de América Latina.
Esta no es una publicación para hablar de todas las cifras y estadísticas, las cuales reflejan seres humanos (principalmente mujeres y nin@s), ni tampoco explicar las causas y la miseria de muchas y muchos que sufren de esta forma. Ahora solo quiero mencionar lo que sí podemos hacer ante esta realidad que lastima y destruye vidas.
En un taller de capacitación hace algunas semanas en San Diego, Abdiel y yo aprendimos algunas ideas que nos ayudan a todos a entrar en el tema. Unas son sencillas y otras requieren mayor compromiso, pero nos marcan una pauta por dónde empezar.
Esta no es una publicación para hablar de todas las cifras y estadísticas, las cuales reflejan seres humanos (principalmente mujeres y nin@s), ni tampoco explicar las causas y la miseria de muchas y muchos que sufren de esta forma. Ahora solo quiero mencionar lo que sí podemos hacer ante esta realidad que lastima y destruye vidas.
En un taller de capacitación hace algunas semanas en San Diego, Abdiel y yo aprendimos algunas ideas que nos ayudan a todos a entrar en el tema. Unas son sencillas y otras requieren mayor compromiso, pero nos marcan una pauta por dónde empezar.
- Pon atención: en las noticias, lo que sucede a tu alrededor, los libros, las publicaciones y conversaciones. Te darás cuenta que éste no es un tema más solamente.
- Ora: En esta ocasión no estoy haciendo una reflexión teológica sobre el tema (lo cual espero escribir pronto), pero creo firmemente que Dios obra por medio de las personas y nos invita a orar las necesidades propias y de otros. La oración nos lleva a confiar en él y actuar en esa confianza.
- Da: Tal vez hoy no puedas involucrarte en el rescate de personas directamente, en su restauración o prevención del tráfico, pero puedes colaborar financieramente con otros que ya lo están haciendo.
- Cuenta las historias: comparte tus inquietudes, dudas, las historias que has leído, las noticias que has escuchado e involucra a otros. Puede ser tu familia, la persona con quien vas en el bus, amigos del trabajo o escuela, etc.
- Cruza fronteras: No te quedes cómodo: para que las cosas cambien debemos hacer cosas distintas. Y no se trata de algo menor, estamos hablando de personas con el mismo valor y dignidad que tú y yo.
Reconozco los límites de esta publicación. Quiero escribir más, hacer más, decir más y ayudar más. Pero tenía que comenzar con algo... Espero más adelante compartir algunas recursos prácticos, ideas para la prevención, reflexiones teológicas que inviten a la oración y a la acción y mi propio lugar en medio de este tema tan cargado de indiferencia, abuso, machismo y violencia de género.
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