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Confesiones (feministas) al estudiar la historia cultural de la Inglaterra Victoriana

Estoy francamente conmovida y confrontada por la clase de hoy al ver mis prejuicios y concepciones a luz de otras experiencias históricas, al disponerme a aprender, a ser humilde y escuchar. Tengo ideas erradas sobre la emancipación de la mujer en la historia y lo que para mí parece como un avance progresivo. También he sido desafiada por una mirada y noción de la familia y del hogar muy contrario a lo que está funcionando hoy en día, cuando el Estado tiene la prerrogativa en la educación de los hijos. En muchas ocasiones he pensado que mis pensamientos son sinceramente progresistas, aunque anclados en lo que yo considero como valores cristianos. Esta clase me hace cuestionar ambas cosas: “mis pensamientos progresistas” y mis valores.  

No me siento en crisis, pero estoy maravillada por la manera en que la historia me abre a un mundo extraño. La Inglaterra victoriana con todo y sus injusticias dice mucho acerca del lugar de la familia, del hombre y de la mujer, y si uno escucha atentamente está lleno de una sabia resistencia de las mujeres, del papel fundamental del hombre en el hogar y también de los derechos de los niños. Claro está que mi mente hibrida (secularizada y cristiana) tiene muchas dificultades para aprehender esto. Estoy llena de prejuicios sobre la doble manera en que el cristianismo libera y subyuga a las mujeres, y al mismo tiempo incómoda con los límites de la esfera del rol público del hombre y el privado de la mujer. Pero estos cristianos del siglo XIX en Inglaterra están diciendo mucho más, ellos ven el hogar como la principal arena para la formación de la identidad ciudadana, es decir, una arena política. No están limitando a la mujer, le están cediendo un lugar preponderante.

Ahora, ¿y esto que significa para mí, mujer, latinoamericana, en siglo XIX? Creo mi pregunta es prematura, pero ya comienzo a repensar y preguntarme otras cosas. Siento una invitación a juzgar con menos ligereza, a reflexionar mejor y detenerme a escuchar más allá de lo que parece obvio. ¿cuál es el poder real de las mujeres? ¿cómo se resisten? ¿qué es en realidad lo que hace el machismo? ¿de qué manera las iglesias evangélicas en México entienden las relaciones entre el hombre y la mujer? ¿por qué yo no me siento satisfecha con las ideas tradicionales? ¿cómo se hace frente a la realidad de familias divididas y una situación de desigualdad y pobreza donde todos deben trabajar? ¿Cómo se reconfiguran los valores cristianos de la familia en sociedades cambiantes? ¿qué aspectos del feminismo radical me parecen exagerados y por qué? ¿de que manera ciertas ideologías se imponen sobre la mujer y el hombre y ejercen un poder coercitivo?


Considero que en este tiempo el paradigma de lo público y lo privado como esferas excluyentes ya no funciona para explicar la realidad de la mejor manera. La mujer parece tener un claro “rol público” pero el hombre se resiste a entrar en lo privado, ¿por qué? ¿Cómo influyen los factores culturales, económicos, políticos y religiosos? ¿qué significa para una mujer descubrir su voz y su cuerpo? ¿de qué manera el hombre evangélico percibe los cambios sociales que desafían su rol de “cabeza del hogar”? ¿qué dice la Biblia sobre esto? ¿de qué manera se están encarnando las Escrituras en nuestra subcultura? ¿qué nos dice el ejemplo del Dios que sufre y se sacrifica para dar vida a las relaciones entre hombre y mujer? ¿qué prácticas y actitudes no he observado en las comunidades en las que participo y cuáles he juzgado demasiado rápido? En este mundo y en esta sociedad, y en mi realidad, ¿Cómo relacionarme con otros bajo el modelo de Jesús?   Ya sé, muchas preguntas, esto apenas va comenzando. 

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