Esa epístola (la de Hebreos, que se encuentra en la Biblia) me ha acompañado los últimos 6 meses: me ha hablado sobre la fe, Jesús, la vida diaria, la perseverancia, el ejemplo, el sacrificio, la comunidad, las promesas, el nuevo pacto, el reposo, la salvación, el poder de Dios, su obediencia, su calidad de Hijo, el sufrimiento, el gozo, entre otras.
Sin embargo, hoy sólo comparto un fragmento de alguien que me ha resultado enigmático desde hace algún tiempo, que creo que al igual que todos nosotros fue un ser humano con preguntas, sueños, amores y dolores. Él se consideraba cristiano, criticaba al cristianismo de su época y pensaba en las implicaciones de un "cristianismo contemporaneo". He leído algunos fragmentos de sus obras y algunas cartas, comparto un fragmento de Temor y Temblor de Kierkegaard:
Sin embargo, hoy sólo comparto un fragmento de alguien que me ha resultado enigmático desde hace algún tiempo, que creo que al igual que todos nosotros fue un ser humano con preguntas, sueños, amores y dolores. Él se consideraba cristiano, criticaba al cristianismo de su época y pensaba en las implicaciones de un "cristianismo contemporaneo". He leído algunos fragmentos de sus obras y algunas cartas, comparto un fragmento de Temor y Temblor de Kierkegaard:
" Si no existiera una conciencia eterna en el hombre, si como fundamento de todas las cosas se encontrase sólo una fuerza salvaje y desenfrenada que retorciéndose en oscuras pasiones generase todo, tanto lo grandioso como lo insignificante, si una abismo sin fondo, imposible de colmar, se ocultase detrás de todo, ¿qué otra cosa podría ser la existencia sino deseperación? Y si así fuera, si no existiera un vínculo sagrado que mantuviera la unión de la humanidad, si las generaciones se sucediesen unas a otras del mismo modo que renueva el bosque sus hojas, si una generación continuase a la otra del mismo modo que de árbol a árbol continúa un pájaro el canto de otro, si las generaciones pasaran por este mundo como las naves pasan por el mar, como el huracán atraviesa el desierto: actos inconscientes y estériles; si un eterno olvido siempre voraz hiciese presa en todo y no existiese un poder capaz de arrancarle el botín, ¡cuán vacía y desconsolada no sería la existencia!. "Me hizo pensar en el hebel, esa pequeña palabra que encierra mucho: lo vano, lo elusivo y lo efímero de la vida, su realidad, pero que al considerarla dirije mis ojos al autor de la fe, al consumador de la misma y al creador de la existencia que hace posibles las preguntas.
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