Ese ha sido el desafío de este tiempo. Ahora debo "pensar la vida", y eso me lleva a considerar más aspectos que tan sólo dónde estudiar: debo ver lo profesional, emocional, familiar, académico, ministerial, cultural, la historia, la vida, la formación, los amigos... Y sin embargo, pensar la vida tiene que ver con considerarlo todo junto: con hacer planes, pero seguir abierta a las posiblidades, con escuchar a los demás y escuchar a Dios, con escuchar mi propio corazón y escuchar a Dios. Incluso con ver las puertas que se abren, agradecerlas, tocar en otras y cerrar algunas. Mi capacidad para discernir se ve desafiada. Y tiene que ver con escuchar y obedecer.
Por momentos me gustaría que llegara alguien y dijera qué sigue o cómo proceder. Pero entonces no habría que pensar ni vivir. La soberania de Dios no limita nuestro actuar y ahora sé que camina junto a mi en este proceso de elección que hoy llega al punto de "pensar". Y al entregar todo y reconocer que la vida que pienso no es mia, requiere de nueva luz para mirarla, por eso es mayor el desafío. No puedo pensarla sóla, lo hago con Él como testigo y le pido que se haga partícipe y decida, pero ya es participe, sin embargo no decide. Cuando le pregunto, me hace mirar hacia atrás, a una historia que él ha trazado y por donde hemos corrido. Donde lo que he recibido junto a la familia y los amigos ha sido mucho más de lo que he entregado, y sin embargo eso mismo toca transmitir a otros. Y se lo he entregado a Él. Pero no decide. También me hace ver hacia los lados, donde junto a mi hay más que le conocen, le han conocido y otros que necesitan conocerle. Entre ellos mis amigos, mi familia, mis mentores, mis maestros. Pero mientras estoy observando también me dice que debo mirar para arriba: para preguntar, respirar, reconocer, humillarme y rogar por dirección. Porque así veré también como Él ve; como nos ve, como me ve, hacia atrás, hacia arriba, para adelante.
Esto de pensar la vida es un acto de fe, sobre todo considerando que casi siempre planeo, que mi enfoque está siempre en los resultados, dónde casi siempre mi atención es sobre los nuevos planes o las nuevas gentes. Porque pensar la vida para mi no es algo nuevo, pero ahora no es tan sencillo. Porque pensar la vida en este tiempo significa ceder el poco control que tengo y confiar plenamente. Dejarme en las manos de Dios con todititos mis anhelos, sueños y promesas para que Él hago su voluntad sobre mis planes. Porque en este tiempo pensar la vida significa confiar en el Dios que guía y ver en él mi constante pese a los cambios que puedan venir. Reconocer mi vulnerabilidad y lo efimero de la existencia ante lo eterno del Reino y el Dios que lo pide todo, porque lo dio todo y es Rey de todo. Al que nos toma, nos bendice, nos parte y nos da. Porque hoy pensar la vida significa entregarla, rendirme, confiar y esperar...
Que sea aquí donde tú muestres el camino...
Por momentos me gustaría que llegara alguien y dijera qué sigue o cómo proceder. Pero entonces no habría que pensar ni vivir. La soberania de Dios no limita nuestro actuar y ahora sé que camina junto a mi en este proceso de elección que hoy llega al punto de "pensar". Y al entregar todo y reconocer que la vida que pienso no es mia, requiere de nueva luz para mirarla, por eso es mayor el desafío. No puedo pensarla sóla, lo hago con Él como testigo y le pido que se haga partícipe y decida, pero ya es participe, sin embargo no decide. Cuando le pregunto, me hace mirar hacia atrás, a una historia que él ha trazado y por donde hemos corrido. Donde lo que he recibido junto a la familia y los amigos ha sido mucho más de lo que he entregado, y sin embargo eso mismo toca transmitir a otros. Y se lo he entregado a Él. Pero no decide. También me hace ver hacia los lados, donde junto a mi hay más que le conocen, le han conocido y otros que necesitan conocerle. Entre ellos mis amigos, mi familia, mis mentores, mis maestros. Pero mientras estoy observando también me dice que debo mirar para arriba: para preguntar, respirar, reconocer, humillarme y rogar por dirección. Porque así veré también como Él ve; como nos ve, como me ve, hacia atrás, hacia arriba, para adelante.
Esto de pensar la vida es un acto de fe, sobre todo considerando que casi siempre planeo, que mi enfoque está siempre en los resultados, dónde casi siempre mi atención es sobre los nuevos planes o las nuevas gentes. Porque pensar la vida para mi no es algo nuevo, pero ahora no es tan sencillo. Porque pensar la vida en este tiempo significa ceder el poco control que tengo y confiar plenamente. Dejarme en las manos de Dios con todititos mis anhelos, sueños y promesas para que Él hago su voluntad sobre mis planes. Porque en este tiempo pensar la vida significa confiar en el Dios que guía y ver en él mi constante pese a los cambios que puedan venir. Reconocer mi vulnerabilidad y lo efimero de la existencia ante lo eterno del Reino y el Dios que lo pide todo, porque lo dio todo y es Rey de todo. Al que nos toma, nos bendice, nos parte y nos da. Porque hoy pensar la vida significa entregarla, rendirme, confiar y esperar...
Que sea aquí donde tú muestres el camino...
Muy bueno. Me siento identificada y a la vez bendecida, aterrizo varios pensamientos en esta frase que dijiste: "Porque en este tiempo pensar la vida significa confiar en el Dios que guía y ver en él mi constante pese a los cambios que puedan venir."
ResponderEliminargracias a Dios por tu vida...
Muchas gracias por tu comentario. También pido que nuestro Padre te guíe en este tiempo. Y ten por seguro que su propósito se cumple y su gracia se extiende a dónde estés.
ResponderEliminarAbrazos.