Sólo Dios puede transformar la vida de un fanático religioso y asesino, y hacerlo un hombre entregado a la causa de Cristo, esa es la historia de Saulo, a quien Lucas nos describe en Hechos 9. El día de hoy lo compartí con los chicos de la célula de los miércoles, pero lo estuve meditando toda la semana pasada, ha sido un pasaje que ha tocado fibras sensibles de mi propia vida...¿Acaso hay gente a quien el poder de Dios no pueda transformar? ¿Será que hay algunos que de plano la gracia y el amor de Dios no alcance para ellos?
Después de leer la historia de Saulo, no puedo decir que alguien esté sin esperanza. Puedo tener la expectativa de que Dios está obrando de formas que yo no entiendo, y lo hizo en mi vida de una manera similar.
Saulo no hizo nada para merecer el favor y el llamado de Dios a su vida, de hecho, hizo todo lo contrario, perseguía hasta la muerte a los cristianos. Era un hombre convencido de que estaba haciendo lo correcto e iba a Damasco para arrestar a más cristianos. En ese momento se produjo el encuentro, justo cuando Saulo estaba determinado en hacer el mal... Y me hace preguntarme: ¿Dónde me encontró Jesús a mi? ¿Dónde está buscando y encontrándose con otros?
Saulo fue transformado en su encuentro con Jesús, y la comunidad de hermanos en la fe fueron clave para que él entendiera la reconciliación de Dios. Ananías y Bernabé le recibieron como hermano, le acompañaron y confiaron en él a pesar de su pasado tan sombrío como perseguidor y enemigo de los discípulos de Jesús...
En el estudio, casi al final, me preguntaron mi historia de conversión, el proceso que Dios ha llevado conmigo. Me sorprendió porque tenemos casi 2 años de estudiar la Biblia cada miércoles y conozco la transformación de Dios en la vida de los más de 15 que participan, pero creo que nunca había hablado tanto acerca de mi historia. No fue tan fácil, pero traté de recordar el modelo de Pablo al hablar, donde resalta la iniciativa, la gracia y el amor de Dios ante todo. De reconocer que a pesar de no estarle buscando y de querer caminar en la dirección contraria, hace 9 años él me encontró, me llamó a estar con él, a ser un instrumento para el Reino y a padecer por su causa.
Pienso en el tremendo privilegio, y me sorprende lo maravilloso de su gracia, me lleva a la humildad, al agradecimiento y la entrega a él. Entiendo un poco a Pablo, por eso me fascina re-descubrir al Dios que dirigió su historia. ¿Tú le conoces?
Después de leer la historia de Saulo, no puedo decir que alguien esté sin esperanza. Puedo tener la expectativa de que Dios está obrando de formas que yo no entiendo, y lo hizo en mi vida de una manera similar.
Saulo no hizo nada para merecer el favor y el llamado de Dios a su vida, de hecho, hizo todo lo contrario, perseguía hasta la muerte a los cristianos. Era un hombre convencido de que estaba haciendo lo correcto e iba a Damasco para arrestar a más cristianos. En ese momento se produjo el encuentro, justo cuando Saulo estaba determinado en hacer el mal... Y me hace preguntarme: ¿Dónde me encontró Jesús a mi? ¿Dónde está buscando y encontrándose con otros?
Saulo fue transformado en su encuentro con Jesús, y la comunidad de hermanos en la fe fueron clave para que él entendiera la reconciliación de Dios. Ananías y Bernabé le recibieron como hermano, le acompañaron y confiaron en él a pesar de su pasado tan sombrío como perseguidor y enemigo de los discípulos de Jesús...
En el estudio, casi al final, me preguntaron mi historia de conversión, el proceso que Dios ha llevado conmigo. Me sorprendió porque tenemos casi 2 años de estudiar la Biblia cada miércoles y conozco la transformación de Dios en la vida de los más de 15 que participan, pero creo que nunca había hablado tanto acerca de mi historia. No fue tan fácil, pero traté de recordar el modelo de Pablo al hablar, donde resalta la iniciativa, la gracia y el amor de Dios ante todo. De reconocer que a pesar de no estarle buscando y de querer caminar en la dirección contraria, hace 9 años él me encontró, me llamó a estar con él, a ser un instrumento para el Reino y a padecer por su causa.
Pienso en el tremendo privilegio, y me sorprende lo maravilloso de su gracia, me lleva a la humildad, al agradecimiento y la entrega a él. Entiendo un poco a Pablo, por eso me fascina re-descubrir al Dios que dirigió su historia. ¿Tú le conoces?
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