Estoy preparando lo que compartiré el domingo con mi iglesia local. Estoy emocionada por esa oportunidad y quiero exponer algo que ha hecho eco en mi corazón estos días. Al leer el libro de Jerram Barrs, "Learning Evangelism from Jesus" (Aprendiendo evangelismo de Jesús), en uno de los estudios acerca de las parábolas comenta que la imagen que regularmente tenemos del pastor que va por esa oveja perdida es de un joven apuesto y delgado cargando a una linda y pequeña ovejita en sus brazos. Sin embargo, la imagen que seguramente tuvieron quienes escucharon la parábola era de un pastor de edad, fornido y cansado, que trae sobre su espalda a una oveja crecida, cansada y recién rescatada de los peligros. A ese pastor le implicó un esfuerzo ir por ella.
Desde que lo leí- hace algunos meses- me di a la tarea de buscar pinturas que retrataran estas dos visiones. Me hace reflexionar que mi concepto sobre esta parábola puede repercutir en la forma que veo a Jesús y cómo entiendo mi propio llamado a compartir Su evangelio. Me hace pensar también en lo necesario que es profundizar en las enseñanzas de Jesús y dejar que él y su Palabra redefinan mis conceptos. Me invita a preguntarme y preguntar a otros si vemos el evangelismo como algo que no implica mayor esfuerzo, y olvidamos que el pastor "va en busca de la oveja perdida hasta encontrarla".
Me sirve recordar que Jesús es el buen pastor que va por la oveja perdida y se alegra al encontrarla. Me da gusto que puedo alegrarme por lo que estaban perdidos y ya no más caminan solos. Y me anima a seguir el ejemplo de este pastor.
Comentarios
Publicar un comentario