Se dibuja una sonrisa en mi rostro al pensar en el futuro. No porque crea que tengo asegurado vivir muchos años más o porque sepa que no habrá asuntos difíciles o dolor en el camino, sino porque lo veo con anhelos y sueños de cosas que espero que suceden, de proyectos que desde hoy se empiezan a delinear y de muchos planes que desde antes de estar consciente ya se venían anunciando.
Disfruto el presente, pero no por el presente mismo, mis tiempos se hayan alegremente enmarcados e integrados en el todo misterioso y sublime de un Dios cercano pero imposible de aprehender, manipular y controlar. Por eso espero, sabiendo que es bueno… pese a todo.
Comentarios
Publicar un comentario