¿Por qué en un mundo donde todos sufren, el sufrimiento nos aliena, nos lleva a la soledad? ¿No debería ser una oportunidad para estar con el otro, para identificarme con él, para llorar a su lado?
¿Por qué de pequeña soñé con transformar al mundo y ahora que tengo más herramientas y oportunidades me conformo con estar bien yo?
¿Dios, por qué en la medida en que te conozco más de cerca caigo en cuenta de todo lo que aún necesitas hacer en mí para aprender a amar a otros?
¿Por qué no puedo planear algo “normal”, como una casa, una familia, un carro y un perro para el futuro? ¿Por qué transformaste mis sueños y ahora me dices que espere?
¿Por qué cuando estoy ante tí siento una combinación entre plenitud por quien Tú eres y tristeza por lo que aún no dejo de ser?
¿Por qué dejarme vislumbrar lo que viene y ahora hacerme esperar? ¿Por qué tanto empeño en tratar con mi corazón y mi carácter? ¿No sería más sencillo capacitarme para servir y olvidarnos de lo demás?
¿Por qué me enseñaste que el amor es entrega, el servicio es transformación, el sufrimiento es parte del plan y la esperanza se acompaña de tensión?
¿Por qué así y no de otra forma, por qué no puede ser más predecible, por qué esos amigos, esa familia, esos hermanos, esta iglesia, este cuerpo, esa casa, esos viajes, esos libros?
vaya!
ResponderEliminarAhora seré yo el que diga.. justamente pensaba en esto...
un abrazo...
Hola Ale,
ResponderEliminarGracias por compartir tus preguntas... reconozco que muchas también son mías en estos momentos. Pero es bueno preguntar; sólo así pueden llegar las respuestas, más nunca en el silencio.
Saludos!