En pocas palabras puedo pensar que la comunidad es el espacio donde Dios decide formarnos. Porque es ahí donde el amor se prueba y donde también se manifiesta la presencia de Dios en ese fruto inconfundible de quienes son suyos. Porque decidimos amar o ser egoístas, entregarlo todo o quedarnos con algo que pronto muere en soledad.
También es horno de fundición. Somos purificados, tratados, quebrados, reformados, restaurados para ser en algun momento un vaso frágil, instrumento portador de la gloria de Dios, ofrecido al mundo como vida. Es en comunidad que se adora al Creador, en comunidad se escudriña la Palabra, se hablan los sueños y se lucha por la paz. La dimensión del Dios personal es esencial, pero es en la omunidad donde esa dimensión trasciende y alcanza a los otros. En comunidad se vive la vida cristiana y se ama al prójimo, se refleja el amor de Dios y se prueban los corazones.
Agradecida por la comunidad.
También es horno de fundición. Somos purificados, tratados, quebrados, reformados, restaurados para ser en algun momento un vaso frágil, instrumento portador de la gloria de Dios, ofrecido al mundo como vida. Es en comunidad que se adora al Creador, en comunidad se escudriña la Palabra, se hablan los sueños y se lucha por la paz. La dimensión del Dios personal es esencial, pero es en la omunidad donde esa dimensión trasciende y alcanza a los otros. En comunidad se vive la vida cristiana y se ama al prójimo, se refleja el amor de Dios y se prueban los corazones.
Agradecida por la comunidad.
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