Lo sé, la entrada de esta publicación nos hace pensar en la cantidad de películas y presagios relacionados con el 2012 o con el montón de fantasias y ficciones hollywoodezcas sobre el fin del mundo, producto de interpretaciones al vapor de la Biblia. Sin embargo, aquí sólo quiero comentar algunas cosas relacionadas con las palabras de Jesús registradas en el Evangelio de Marcos, específicamente en el capítulo 13.
Jesús comienza su discurso-enseñana-advertencia a partir de las palabras de asombro de sus discípulos por la majestuosidad del templo en Jerusalén: ¡Maestro, woow, qué piedras, qué edificios, esto si que es grandioso! (mi paráfrasis). Jesús les dice que no quedará prácticamente nada de eso que ellos están viendo, no quedará piedra sobre piedra... Y entonces, viene la pregunta de los discípulos sobre el tiempo: ¿cuándo sucederá esto? ¿qué va a pasar? Esta interrogante desencadena lo que Jesús nos dice en Marcos.
En menos palabras que las que Jesús utiliza, puedo decir que él comienza a explicarles a sus discípulos lo que va a suceder antes de la caída del templo en Jerusalén en el año 70. Comienza el discurso, diciendo: "Miren, que nadie los engañe" y después "Esten alerta". Dice Jesús que vendrá gente que dirá que Cristo está en cierto lugar, pero que ellos no deben creer, que habrá guerras, terremotos, rumores de más guerras, rebeliones, levantamientos armados, pero que ellos no deben alarmarse, eso es el principio de las señales antes de la destrucción del templo. Apenas comienzan los dolores de parto.
También serán entregados a los tribunales, perseguidos, azotados, traicionados por sus propias familias por causa de Cristo, pero que no teman, el Espíritu Santo los guiará en qué decir. Llegaran ante los tribunales y las sinagogas porque ahí testificaran de Cristo y no sólo eso, las naciones, es decir, los gentiles oirán el mensaje de Esperanza. Jesús les promete que habrá persecución, el éxito no está en evitarla, sino en ser fieles hasta el final, la perseverancia.
La señal inequívoca de que ellos (los discípulos) y todos los judios deben huir de Jerusalén es cuando suceda la abominación de la que habla Daniel el profeta: la desolación y la profanación del templo. Parece que Marcos habla en clave, pero es evidente que no podía escribir algo en contra de los romanos ni tampoco advertir de algo que sucedería y animar la huída. No podía decir que alguien haría abominación en el templo y terminaría por destruirlo, porque eso sería hablar directamente contra el Cesar, viviendo en pleno cautiverio. Los judios si entendían lo que decía. Y debían orar, la cosa estaría difícil, pero Dios, por amor a los que siguen a Cristo, ya había decidido acortar los días aquellos de persecución contra el pueblo. Todo esto sucede entre el 68 y el 70 d.C. Los discípulos no debían dejarse engañar por los falsos profetas o mesías, sino mantenerse alertas.
Después de esto, viene la parte complicada (apartir del 24)...donde pocos se ponen de acuerdo sobre su significado. Hasta el punto donde hemos comentado, Jesús está hablando de la destrucción del templo de Jerusalén, del cual los discípulos podrían ser testigos. Pero ahora cita a Isaías, para hablar de gran destrucción y de la venida del Hijo del Hombre en gloria. Algunos dicen que lo que pasa aquí es normal para los profetas judíos, porque ellos no necesariamente presentaban las cosas de forma cronológica sino temática y Jesús brinca de hablar de la destrucción del templo en el 70 para referirse ahora a su segunda venida. No podemos asegurarlo, pero sí podemos creer que el ejemplo de higuera, nos dice que hay cosas que alertaran a los discípulos sobre la pregunta que ellos han hecho: ¿Cuando se destruirá el templo?
Y Jesús les da su Palabra de que así pasará y también que él regresará.
En contraste, el siguiente ejemplo (el de aquél que se queda cuidando la casa) dice que nadie sabe el día ni la hora en que él regresará, pero vendrá. Por mientras, ellos deben estar alertas ante el engaño, cuidarse, orar, ser fieles, perseverar y mantenerse truchas.
Jesús no nos dice cuándo viene de vuelta, pero podemos saber que regresará. Sus palabras sobre la destrucción del templo se cumplen en la generación de aquellos a quienes está hablando, pero aún para nosotros, pueden hacer eco sus palabras de advertencia, ánimo y confianza. No sabemos exactamente cómo regresará, ni estaremos al tanto de la logística, pero siempre debemos estar listos. ¿Cómo estamos listos? ¿Cómo anticipamos su regreso? Trabajando, honrándole, sabiendo que trabajamos en Su Reino y es su obra. Perseverando, soportando la persecución, gozándonos en medio ello, predicando el Evangelio, confiando, viviendo vidas apartadas para Dios. ¡Qué el Señor nos ayude a perseverar hasta el fin y dejarnos de preocupar sobre cómo será su regreso! No vaya a ser que nos agarre discutiendo sobre cosas que no trascienden o que sólo dependen de Dios.
(La primera imagen es un cuadro de Tissot y la segunda es una cobija bordada que representa a gente de toda tribu viniendo ante la Cruz, es de Marge, presenta en la página de World Relief)
Jesús comienza su discurso-enseñana-advertencia a partir de las palabras de asombro de sus discípulos por la majestuosidad del templo en Jerusalén: ¡Maestro, woow, qué piedras, qué edificios, esto si que es grandioso! (mi paráfrasis). Jesús les dice que no quedará prácticamente nada de eso que ellos están viendo, no quedará piedra sobre piedra... Y entonces, viene la pregunta de los discípulos sobre el tiempo: ¿cuándo sucederá esto? ¿qué va a pasar? Esta interrogante desencadena lo que Jesús nos dice en Marcos.
En menos palabras que las que Jesús utiliza, puedo decir que él comienza a explicarles a sus discípulos lo que va a suceder antes de la caída del templo en Jerusalén en el año 70. Comienza el discurso, diciendo: "Miren, que nadie los engañe" y después "Esten alerta". Dice Jesús que vendrá gente que dirá que Cristo está en cierto lugar, pero que ellos no deben creer, que habrá guerras, terremotos, rumores de más guerras, rebeliones, levantamientos armados, pero que ellos no deben alarmarse, eso es el principio de las señales antes de la destrucción del templo. Apenas comienzan los dolores de parto.
También serán entregados a los tribunales, perseguidos, azotados, traicionados por sus propias familias por causa de Cristo, pero que no teman, el Espíritu Santo los guiará en qué decir. Llegaran ante los tribunales y las sinagogas porque ahí testificaran de Cristo y no sólo eso, las naciones, es decir, los gentiles oirán el mensaje de Esperanza. Jesús les promete que habrá persecución, el éxito no está en evitarla, sino en ser fieles hasta el final, la perseverancia.
La señal inequívoca de que ellos (los discípulos) y todos los judios deben huir de Jerusalén es cuando suceda la abominación de la que habla Daniel el profeta: la desolación y la profanación del templo. Parece que Marcos habla en clave, pero es evidente que no podía escribir algo en contra de los romanos ni tampoco advertir de algo que sucedería y animar la huída. No podía decir que alguien haría abominación en el templo y terminaría por destruirlo, porque eso sería hablar directamente contra el Cesar, viviendo en pleno cautiverio. Los judios si entendían lo que decía. Y debían orar, la cosa estaría difícil, pero Dios, por amor a los que siguen a Cristo, ya había decidido acortar los días aquellos de persecución contra el pueblo. Todo esto sucede entre el 68 y el 70 d.C. Los discípulos no debían dejarse engañar por los falsos profetas o mesías, sino mantenerse alertas.
Después de esto, viene la parte complicada (apartir del 24)...donde pocos se ponen de acuerdo sobre su significado. Hasta el punto donde hemos comentado, Jesús está hablando de la destrucción del templo de Jerusalén, del cual los discípulos podrían ser testigos. Pero ahora cita a Isaías, para hablar de gran destrucción y de la venida del Hijo del Hombre en gloria. Algunos dicen que lo que pasa aquí es normal para los profetas judíos, porque ellos no necesariamente presentaban las cosas de forma cronológica sino temática y Jesús brinca de hablar de la destrucción del templo en el 70 para referirse ahora a su segunda venida. No podemos asegurarlo, pero sí podemos creer que el ejemplo de higuera, nos dice que hay cosas que alertaran a los discípulos sobre la pregunta que ellos han hecho: ¿Cuando se destruirá el templo?
Y Jesús les da su Palabra de que así pasará y también que él regresará.
En contraste, el siguiente ejemplo (el de aquél que se queda cuidando la casa) dice que nadie sabe el día ni la hora en que él regresará, pero vendrá. Por mientras, ellos deben estar alertas ante el engaño, cuidarse, orar, ser fieles, perseverar y mantenerse truchas.
Jesús no nos dice cuándo viene de vuelta, pero podemos saber que regresará. Sus palabras sobre la destrucción del templo se cumplen en la generación de aquellos a quienes está hablando, pero aún para nosotros, pueden hacer eco sus palabras de advertencia, ánimo y confianza. No sabemos exactamente cómo regresará, ni estaremos al tanto de la logística, pero siempre debemos estar listos. ¿Cómo estamos listos? ¿Cómo anticipamos su regreso? Trabajando, honrándole, sabiendo que trabajamos en Su Reino y es su obra. Perseverando, soportando la persecución, gozándonos en medio ello, predicando el Evangelio, confiando, viviendo vidas apartadas para Dios. ¡Qué el Señor nos ayude a perseverar hasta el fin y dejarnos de preocupar sobre cómo será su regreso! No vaya a ser que nos agarre discutiendo sobre cosas que no trascienden o que sólo dependen de Dios.
(La primera imagen es un cuadro de Tissot y la segunda es una cobija bordada que representa a gente de toda tribu viniendo ante la Cruz, es de Marge, presenta en la página de World Relief)
Comentarios
Publicar un comentario