Estoy de regreso en Tijuana, después de haber pasado un poco más de 2 semanas en otra ciudad del norte donde reina la violencia producto del narco y la corrupción. Todo esto me hace plantearme muchas preguntas sobre las implicaciones de la misión en estos contextos tan afectados por la violencia y la inseguridad y otras muchas acerca del rumbo que está tomando la ciudad, el país...y cómo la iglesia está o no- respondiendo a los desafíos.
Ayer estuve en San Diego, California, un contraste fuerte con Tijuana con la que comparte una casi-metropoli dividida por 2 bardas (y hasta 3) muy absurdas. Tardé un buen rato haciendo fila para cruzar al otro lado, después tomé el trolley y encontré un café en donde sentarme, pensar y escribir. Estaban saliendo muchos estudiantes de City College, la mayoría de ascendencia latina, y mientras los veía, leía y escribía, también recordaba una conferencia que escuché sobre el desafío que tenemos en IFES de tratar y ayudar a los estudiantes a conectarse con los asuntos globales actuales y responder a ellos. Y en la parte del mundo donde vivo, la Migración "ilegal" es un asunto de grandes dimensiones políticas, sociales, económicas y culturales que afecta gente de muchas nacionalidades...
Entonces, lo interesante vino después. Por la tarde, tenía una reunión con un grupo de estudiantes de doctorado y maestría de UCSD -una prestigiosa universidad en EU- que participan con Intervarsity (IV). Fue una linda oportunidad para compartir un poco sobre mi vida, el ministerio estudiantil, los desafíos en México y otros temas relacionados. Todo nos llevó más de dos hora entre la charla formal, el tiempo de discusión y las conversaciones informales y fue muy desafiante -para mí y creo que para ellos también-.
Uno de los temas fue el asunto migratorio. Justo hace algunos días habia visto un reportaje que confirmó la experiencia de cada semana en el trabajo con migrantes que hacen mis papás y la iglesia local donde participamos. Se cree, que ahora hasta un 93% de la gente que se encuentra vagando las ciudades fronterizas, son los deportados de los últimos años que llevaban años viviendo en los Estados Unidos. No sólo estamos tratando con los que provienen del sur de México o Centroamérica con el propósito de cruzar, sino muchos que no tienen a donde ir, porque no son de aquí, ni de allá. La situación es injusta y desesperante.
¿Qué hacer? No lo sé. Debemos pensar juntos, orar juntos y actuar juntos. Debemos escuchar, mientras regalamos café caliente y una torta a quienes no tienen hogar. Debemos llevar a los estudiantes a ensuciarse con los temas díficiles y debemos abrir las iglesias a todo lo que no nos parece deseable para que se pregunte, dude y busque comprometidamente. Jesús camina con nosotros en estas calles teñidas de violencia y en las aulas de los que se preparan para lídearar en sus respectivos sectores, que no se nos olvide. Y bueno, ¿cómo se relaciona esto con los estudiantes de doctorado de IV en San Diego?
Al final del tiempo de preguntas y respuestas, me pidieron que les diera algunas palabras de recomendación, ánimo o desafío. ¡Y ahí conecté varias ideas! Ellos están- o estarán- en lugares de privilegio en sus respectivas áreas de especialidad, ellos tienen voz y voto en los Estados Unidos y ellos pueden presionar para que las cosas cambien. Tienen conexiones y posibilidades, lo que los del otro lado no tenemos sobre la mesa. ¡Si los estudiantes con los que trabajo son privilegiados y le deben a Dios su carrera, estos estudiantes de posgrado también! Ellos, si realmente siguen a Jesús, usarán sus carreras y todo lo que Dios les ha dado para servirle a Él y al Reino de Dios ya presente en el mundo. Lucharán por ser fieles a Dios y por descubrir qué significa eso en el medio donde están. Deberán hacer brillar su luz para que la gente glorifique a Dios por sus buenas obras (Mateo 5:16), deberán tener hambre y sed de justicia, ser humildes, compasivos, pacificadores (hasta cumplir con los valores que requiere Jesús de sus discípulos.)
Estudiantes proponiendo cómo conectar con sus universidades y responder a los asuntos globales actuales.
Tenemos mucho trabajo por hacer, pero Dios ya tienes sus manos metidas en esto... Que nosotros, junto a quienes podamos servir e influir, considerermos las implicaciones sociales, políticas o de otro tipo al seguir a Jesús. Hoy lo hice con un grupo de estudiantes, después de comernos unas tortas. ¡Ellos responden!
Ayer estuve en San Diego, California, un contraste fuerte con Tijuana con la que comparte una casi-metropoli dividida por 2 bardas (y hasta 3) muy absurdas. Tardé un buen rato haciendo fila para cruzar al otro lado, después tomé el trolley y encontré un café en donde sentarme, pensar y escribir. Estaban saliendo muchos estudiantes de City College, la mayoría de ascendencia latina, y mientras los veía, leía y escribía, también recordaba una conferencia que escuché sobre el desafío que tenemos en IFES de tratar y ayudar a los estudiantes a conectarse con los asuntos globales actuales y responder a ellos. Y en la parte del mundo donde vivo, la Migración "ilegal" es un asunto de grandes dimensiones políticas, sociales, económicas y culturales que afecta gente de muchas nacionalidades...
Entonces, lo interesante vino después. Por la tarde, tenía una reunión con un grupo de estudiantes de doctorado y maestría de UCSD -una prestigiosa universidad en EU- que participan con Intervarsity (IV). Fue una linda oportunidad para compartir un poco sobre mi vida, el ministerio estudiantil, los desafíos en México y otros temas relacionados. Todo nos llevó más de dos hora entre la charla formal, el tiempo de discusión y las conversaciones informales y fue muy desafiante -para mí y creo que para ellos también-.
Uno de los temas fue el asunto migratorio. Justo hace algunos días habia visto un reportaje que confirmó la experiencia de cada semana en el trabajo con migrantes que hacen mis papás y la iglesia local donde participamos. Se cree, que ahora hasta un 93% de la gente que se encuentra vagando las ciudades fronterizas, son los deportados de los últimos años que llevaban años viviendo en los Estados Unidos. No sólo estamos tratando con los que provienen del sur de México o Centroamérica con el propósito de cruzar, sino muchos que no tienen a donde ir, porque no son de aquí, ni de allá. La situación es injusta y desesperante.
¿Qué hacer? No lo sé. Debemos pensar juntos, orar juntos y actuar juntos. Debemos escuchar, mientras regalamos café caliente y una torta a quienes no tienen hogar. Debemos llevar a los estudiantes a ensuciarse con los temas díficiles y debemos abrir las iglesias a todo lo que no nos parece deseable para que se pregunte, dude y busque comprometidamente. Jesús camina con nosotros en estas calles teñidas de violencia y en las aulas de los que se preparan para lídearar en sus respectivos sectores, que no se nos olvide. Y bueno, ¿cómo se relaciona esto con los estudiantes de doctorado de IV en San Diego?
Al final del tiempo de preguntas y respuestas, me pidieron que les diera algunas palabras de recomendación, ánimo o desafío. ¡Y ahí conecté varias ideas! Ellos están- o estarán- en lugares de privilegio en sus respectivas áreas de especialidad, ellos tienen voz y voto en los Estados Unidos y ellos pueden presionar para que las cosas cambien. Tienen conexiones y posibilidades, lo que los del otro lado no tenemos sobre la mesa. ¡Si los estudiantes con los que trabajo son privilegiados y le deben a Dios su carrera, estos estudiantes de posgrado también! Ellos, si realmente siguen a Jesús, usarán sus carreras y todo lo que Dios les ha dado para servirle a Él y al Reino de Dios ya presente en el mundo. Lucharán por ser fieles a Dios y por descubrir qué significa eso en el medio donde están. Deberán hacer brillar su luz para que la gente glorifique a Dios por sus buenas obras (Mateo 5:16), deberán tener hambre y sed de justicia, ser humildes, compasivos, pacificadores (hasta cumplir con los valores que requiere Jesús de sus discípulos.)
Estudiantes proponiendo cómo conectar con sus universidades y responder a los asuntos globales actuales.
Tenemos mucho trabajo por hacer, pero Dios ya tienes sus manos metidas en esto... Que nosotros, junto a quienes podamos servir e influir, considerermos las implicaciones sociales, políticas o de otro tipo al seguir a Jesús. Hoy lo hice con un grupo de estudiantes, después de comernos unas tortas. ¡Ellos responden!
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