Es tarde, no tan tarde como otras veces. Pero me he dado cuenta que mis fines de semana se pasan volando, no avanzo mucho en los pendientes, pero reconozco que la paso bien.
Entre reuniones, tiempo de familia, algunos paseos, tiempo con Compas y algunas películas y cafés con mi hermano y amigos.... Lo he disfrutado, en medio de estos cambios que de pronto son arrolladores y repentinos, ha sido esta gente y momentos en los que me re-creo, descubro, confronto y aprendo amor y a amar.
Nunca pensé que el ministerio sería pura felicidad, pero he visto al Eterno formándome de formas inesperedas y usando relaciones forjadas con el tiempo y las experiencias para pulirme, para hacerme crecer. Mi oración ha sido por fortaleza, perdón, amor y humildad en este tiempo. He aprendido mucho y me he dado cuenta que el aprender así, en medio de los episodios incómodos y desagradables me han hecho descrubrir dimensiones antes no consideradas en la vida y la experiencia comunitaria y de misión. Por eso también estoy muy agradecida, porque en medio de todo confío que seguiré viendo a Dios guíando y amando...
Me gusta lo que hago, lo que Dios hace a pesar de mí, la gente con quien comparto, los amigos que se forman, la compañia que Dios nos ha dado en tenernos unos a otros. Me gusta ir escribiendo cosas que descubro, los viajes en que aprendo, sobre la gente a quien amo, aquello que me desafía, lo que me hace reír o llorar. A veces parece una forma de acomodar mis ideas, pero también son agradecimientos a quienes están cerca o quienes de lejos proveen su compañia.
A veces siento que extraño demasiado a quienes se han ido, en ocasiones he sentido que mis quejas es todo lo que puedo escuchar o o que mis miedos son de pronto paralizantes, pero algo profundo, misterioso, fuerte y sensible se hace presente. Y mientras que no nos cansamos de estudiar sus formas, sus caminos, sus misterios, sus palabras y sus obras, él se sigue haciendo presente: humilde, en la cara del niño, en el mar que dice mucho, en las cartas de amigos, en las fotos de hermanos, en las conversaciones nocturnas en familia, y en el silencio del corazón.
Por él, en él seguimos...
(...en medio de esto, trato de sacar los pendientes: la tesis, la recta final de la U, los compromisos urgentes, los correos acumulados, las llamadas pendientes.)
Entre reuniones, tiempo de familia, algunos paseos, tiempo con Compas y algunas películas y cafés con mi hermano y amigos.... Lo he disfrutado, en medio de estos cambios que de pronto son arrolladores y repentinos, ha sido esta gente y momentos en los que me re-creo, descubro, confronto y aprendo amor y a amar.
Nunca pensé que el ministerio sería pura felicidad, pero he visto al Eterno formándome de formas inesperedas y usando relaciones forjadas con el tiempo y las experiencias para pulirme, para hacerme crecer. Mi oración ha sido por fortaleza, perdón, amor y humildad en este tiempo. He aprendido mucho y me he dado cuenta que el aprender así, en medio de los episodios incómodos y desagradables me han hecho descrubrir dimensiones antes no consideradas en la vida y la experiencia comunitaria y de misión. Por eso también estoy muy agradecida, porque en medio de todo confío que seguiré viendo a Dios guíando y amando...
Me gusta lo que hago, lo que Dios hace a pesar de mí, la gente con quien comparto, los amigos que se forman, la compañia que Dios nos ha dado en tenernos unos a otros. Me gusta ir escribiendo cosas que descubro, los viajes en que aprendo, sobre la gente a quien amo, aquello que me desafía, lo que me hace reír o llorar. A veces parece una forma de acomodar mis ideas, pero también son agradecimientos a quienes están cerca o quienes de lejos proveen su compañia.
A veces siento que extraño demasiado a quienes se han ido, en ocasiones he sentido que mis quejas es todo lo que puedo escuchar o o que mis miedos son de pronto paralizantes, pero algo profundo, misterioso, fuerte y sensible se hace presente. Y mientras que no nos cansamos de estudiar sus formas, sus caminos, sus misterios, sus palabras y sus obras, él se sigue haciendo presente: humilde, en la cara del niño, en el mar que dice mucho, en las cartas de amigos, en las fotos de hermanos, en las conversaciones nocturnas en familia, y en el silencio del corazón.
Por él, en él seguimos...
(...en medio de esto, trato de sacar los pendientes: la tesis, la recta final de la U, los compromisos urgentes, los correos acumulados, las llamadas pendientes.)
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