Este viaje ha tenido muchas experiencias buenas y significativas. Justo ahora hemos hecho algunos cambios al itinerario, pero creo que Dios mismo nos abre -y personalmente estoy muy agradecida- un espacio de mayor descanso en medio de toda la agenda. Hace 2 noches viajamos por tren hacia esta hermosa ciudad en la República Checa y ha sido fascinante conocer un poco más de su historia y ver los edificios como huellas de un pasado que aún dialoga con su gente, que responde a las preguntas de los viajeros que la visitan.
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Aún sin querer, es difícil no comparar Polonia con la República Checa, y mas específicamente Cracovia con Praga. Y reconozco que mis apreciaciones son bastante subjetivas, pues solo he tenido destellos de ambos lugares. De Cracovia tengo conmigo un recuerdo muy lindo, porque fue un punto de encuentro de más de 150 naciones bajo un mismo Nombre, la amabilidad de los hermanos y hermanas polac@s fue especial, y disfruté de su comida e historia. También fue un encuentro con las cicatrices de su pasado, especialmente con el siglo XX, lleno de dolor y resistencia. Pensé mucho en todo lo malo que somos capaces de provocar sobre otros y la maldad que nuestro corazón puede reproducir, y la educación por si sola no resuelve.
Polonia fue también un espacio que Dios dispuso para que yo le escuchara, y encontrara su respuesta a algunas preguntas. No ha sido fácil, pero en medio de todo, adelante y detrás El me ha rodeado y me ha brindado paz y seguridad, a pesar de mis propios temores e incertidumbres...
Ahora en Praga estoy maravilla de la ciudad, y en un encuentro conmigo misma, donde reconozco que el viajar, por sus implicaciones de mucho cansancio y negociación, pone sobre la superficie muchas de mis fallas y me hace consciente de mis debilidades. Aqui también recurro a Dios para pedir que su amor me llene y pueda amar como El ama. Me recuerda su bondad y amor le definen y El está cercano de quienes le llaman, asi como lo está un amigo. (Varias de mis reflexiones de los últimos días se enmarcan en Salmos 145, y he tenido la oportunidad de seguir masticando este poema de David, espero compartir más de ello en próximas publicaciones, tendrán que ser pacientes).
Hoy también asistí a una iglesia checa y compartí un poco de lo que Dios ha hecho en nuestro lado del charco, en mi vida y mi familia. El contexto acá es muy diferente y sus desafíos son otros, pero Dios está trabajando en vidas de personas quienes ahora tienen un rostro para mi y con las cuales comparto el privilegio de ser parte de Su misión en el mundo.
Hay mucho más que contar, pero reconozco las limitaciones de este medio, por eso me gustaría que quien lea y quiera compartir más, disponga un tiempo para disfrutar un tiempo face2face, ahora que regrese a casa, o en otro lugar donde podamos encontrarnos. Gracias por ser parte de esto...
Praha, 18horas, 7 de agosto, 2011
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