Mis propias limitaciones y desilusión me hacen estar más consciente de que otros han necesitado de mi y yo no he respondido a ell@s.
Porque hay momentos en la vida que uno experimenta desilusiones muy fuertes, sobre todo porque piensa que merece lo mejor, o más bien, que merece lo que uno quiere y espera, y al final no lo obtiene. Las desilusiones pegan hondo en la realidad del corazón humano. Y es que todos hemos experimentado profundas desilusiones, de quienes amamos, de lo que hemos construído y no sucede y de la misma idea que tenemos sobre Dios.
Y es difícil reconocerlo ante otros, no fingir que todo está bien, e incluso darte cuenta que la forma en que otros actúan ante la desilusión propia es inapropiada y egoísta, pero...yo respondería igual, y eso es aún más triste.
Recuerdo en mi historia que han existido 3 cosas que han dejado una huella muy profunda en mí, donde he tenido mi corazón y mis esperanzas puestas en algo que no sucedió o que no recibí. Siendo honesta, dos de ellas aún no le encuentro la razón de ser, y la otra me ha dejado ver que la soberanía de Dios actúa para bien en mi vida, así como en la vida de los demás. Creo que tener una visión tan limitada me frustra, porque no puede entender todo lo que Dios está haciendo, mi comprensión tiene paredes, y aún cuando sé que soy amiga de Jesús y que él me ha hecho parte de su reino y colaboradora suya...Aún así hay cosas que de plano no entiendo.
Pero está bien, porque en mis limitaciones y frustración, más allá de mis paredes lógicas y los muros de mi razón sigue estando Dios. Porque se revela como Creador, Padre, Señor y tanto más al mundo, que yo sólo puedo responder, quiero responder. Porque aún cuando creo por lo que he visto y oído, mi fe crece por lo que conozco de él en lo cercano. Creo en un Dios presente siempre, cercano, con nosotros. Que da sentido, que acompaña, que llora y sufre. Pero que también es fuerte, justo, misericordioso. Que conoce mi desilusión y que verdaderamente quiero lo mejor para mi y para todos. Que usa mi dolor para enseñarme, que me dice cuando estoy mal, que quiere que sea como él.
Porque hay momentos en la vida que uno experimenta desilusiones muy fuertes, sobre todo porque piensa que merece lo mejor, o más bien, que merece lo que uno quiere y espera, y al final no lo obtiene. Las desilusiones pegan hondo en la realidad del corazón humano. Y es que todos hemos experimentado profundas desilusiones, de quienes amamos, de lo que hemos construído y no sucede y de la misma idea que tenemos sobre Dios.
Y es difícil reconocerlo ante otros, no fingir que todo está bien, e incluso darte cuenta que la forma en que otros actúan ante la desilusión propia es inapropiada y egoísta, pero...yo respondería igual, y eso es aún más triste.
Recuerdo en mi historia que han existido 3 cosas que han dejado una huella muy profunda en mí, donde he tenido mi corazón y mis esperanzas puestas en algo que no sucedió o que no recibí. Siendo honesta, dos de ellas aún no le encuentro la razón de ser, y la otra me ha dejado ver que la soberanía de Dios actúa para bien en mi vida, así como en la vida de los demás. Creo que tener una visión tan limitada me frustra, porque no puede entender todo lo que Dios está haciendo, mi comprensión tiene paredes, y aún cuando sé que soy amiga de Jesús y que él me ha hecho parte de su reino y colaboradora suya...Aún así hay cosas que de plano no entiendo.
Pero está bien, porque en mis limitaciones y frustración, más allá de mis paredes lógicas y los muros de mi razón sigue estando Dios. Porque se revela como Creador, Padre, Señor y tanto más al mundo, que yo sólo puedo responder, quiero responder. Porque aún cuando creo por lo que he visto y oído, mi fe crece por lo que conozco de él en lo cercano. Creo en un Dios presente siempre, cercano, con nosotros. Que da sentido, que acompaña, que llora y sufre. Pero que también es fuerte, justo, misericordioso. Que conoce mi desilusión y que verdaderamente quiero lo mejor para mi y para todos. Que usa mi dolor para enseñarme, que me dice cuando estoy mal, que quiere que sea como él.
Hola, me llamo Mari, soy de Canarias y me encanta estudiar la Biblia. Me gusta compartir cosas que he descubierto en ella y un texto de los que me gustan en Santiago 4:8 "Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes". ¿De qué manera nos acercamos a Ël si es una persona invisible? “Escucha el consejo y acepta la disciplina, a fin de que te hagas sabio en tu futuro” (Proverbios 19:20).
ResponderEliminarA veces no encontramos respuesta por nosotros mismos ¿qué podemos hacer? En la Biblia hay un ejemplo de ello
Hechos 8:26-35 dice:
26 Sin embargo, el ángel de Jehová habló a Felipe y dijo: “Levántate y ve hacia el sur, al camino que baja de Jerusalén a Gaza”. (Este es un camino por el desierto árido.) 27 Ante aquello, él se levantó y se fue, y, ¡mira!, un eunuco etíope, hombre en poder bajo Candace reina de los etíopes, y que estaba sobre todo el tesoro de ella. Él había ido a Jerusalén para adorar, 28 pero volvía, y estaba sentado en su carro y leía en voz alta al profeta Isaías. 29 De modo que el espíritu dijo a Felipe: “Acércate y únete a este carro”. 30 Felipe corrió al lado y le oyó leer en voz alta a Isaías el profeta, y dijo: “¿Verdaderamente sabes lo que estás leyendo?”. 31 Él dijo: “¿Realmente, cómo podría hacerlo, a menos que alguien me guiara?”. Y suplicó a Felipe que subiera y se sentara con él. 32 Ahora bien, el pasaje de la Escritura que leía en voz alta era este: “Como oveja fue llevado al degüello; y como cordero que es mudo ante el que lo trasquila, así él no abre su boca. 33 Durante su humillación apartaron de él el juicio. ¿Quién referirá los detalles de su generación? Porque su vida se quita de la tierra”.
34 En respuesta, el eunuco dijo a Felipe: “Ruégote: ¿De quién dice esto el profeta? ¿De sí mismo, o de algún otro hombre?”. 35 Felipe abrió la boca y, comenzando por esta Escritura, le declaró las buenas nuevas acerca de Jesús.
Muchas veces no encontramos respuestas por nosotros mismos y necesitamos la ayuda de otros como el eunuco que al final fue humilde y aceptó que Felipe le enseñara. Nosotros debemos ser igual de humildes y dejarnos enseñar por otros ¿no crees?
Me ha gustado tu blog y encontrar personas en la red que se interesan como tu en la Palabra de Dios. Saludos
Hola Mari,
ResponderEliminarNo había leído tu comentario. Agradezco mucho lo que compartes y estoy de acuerdo en algo de lo que dices. Debemos ser humildes y estar dispuestos a ser enseñados. Creo que Dios usa gente: amigos, familia y a veces hasta desconocidos para mostrarnos más como es Él y ayudarnos a vivir la vida. Aunque finalmente, es a través de Jesús que conocemos cómo es Dios y que podemos acercanos a Dios. El fruto de conocerle se refleja en amar a otros, pues si bien Dios es "invisible", nuestro prójimo está cercano y muchas veces con necesidades.
Confieso que me gusta escribir para conocer lo que otros piensan y la forma en que otros viven sus inquietudes, preguntas y dudas. Qué es lo que les ayuda a seguir creyendo y como Dios actúa en y a través de nosotros.
Dios contigo, y sigamos acercándonos a Él... gracias a que él se a acercado ya a nosotros (en Jesús). Ale