De un olor. De un color. De imaginarlos juntos. De un canto. Del dolor que la ve nacer, el amor que la nutre.
Porque cuando los hombres y las mujeres soñamos, la esperanza se alimenta. Por que sí cuesta soñar, porque a muchos se les ha negado: de niños, de jóvenes, de adultos, de viejitos.
Pero cuando se acerca el olor, cuando se ven los colores, cuando se oyen los cantos y todo es más allá de lo imaginado, se nutre la esperanza. El dolor puede rodearla, pero el amor la sostiene.
Puede ser color amarilla, verde o rosa; oler a pétalos, a pasto o a tierra mojada. Cantar como ave, como bebé o palabras de viento. Pero ella sobrevive, perdura, resiste al invierno, no muere porque es nuestra. Nos la dieron y el derecho a tenerla es de todos, es de todas...
A me gusta pensarla como el sonido de las olas del mar... suaves... o rugiendo!
ResponderEliminarMuy lindo texto!