Segunda entrada:
"Las ideas sobre el tema del diálogo y su importancia en la misión obedecen en esta ocasión a la experiencia de los últimos 3 días en Edinburgo y la reflexión sobre la forma en que éstos han marcado mi experiencia. Para comenzar, creo que puedo definir "Diálogo" como conversaciones que nos enfrentan al otro cara a cara, que le reconocen y permiten que los conceptos propios sean desafiados, afirmados y/o transformados. Con esto tal vez ni siquiera sea necesario mencionar que muchas veces las pláticas que tenemos con la familia, amigos o conocidos, no son verdaderos "diálogos", pues se desarrollan sin la intención de interactuar, ni la disposición de cambiar o persuadir...
Aún así, en otras ocasiones el diálogo se frustra porque no sabemos escuchar o dejar que otros nos escuchen. Pero sea como sea, son estas conversaciones las que nos permiten articular nuestra comprensión de misión, encarnarla, vivir y compartir con otros el mensaje de Vida. Pues creo que sin verdaderos diálogos, entonces sólo proveemos de información a la gente y dejamos de lado la experiencia relacional y personal de conocer al Dios vivo encarnado en Jesucristo.
Diálogos como los de Edinburgo 2010 son muy desafiantes, pero también pueden ser transformadores. En un contexto tan diverso, con perspectivas de la fe cristiana tan divergentes, el diálogo es necesario y la forma de asumirlo es motivo de reflexión. En su seno definimos nuestras posturas y procesamos nuestras ideas. Frente al otro también encontramos la posibilidad de entendernos mejor y de mejorarnos, pero ante todo, creo que nos permiten crecer, salir de nosotros mismos y conocer mejor a Dios en el contexto de la comunidad. Aún con esto, sostengo que el díalogo personal con Dios es la base para que lo otro tenga sentido, pero nuestra propia experiencia individual se enriquece, articula y refleja en comunidad. ¡Esta dialéctica qué no nos deja!
Y por último, no puedo dejar de pensar en Jesús como nuestro mejor ejemplo en el Diálogo, en su práctica de vida relatado por los evangelistas, con tantos personajes tranformados por sus Palabras, hablando lo que había escuchado del Padre. Es Él mismo nuestra única posiblidad de diálogo con Dios."
Sigamos pensando, escribiendo, dialogando...
"Las ideas sobre el tema del diálogo y su importancia en la misión obedecen en esta ocasión a la experiencia de los últimos 3 días en Edinburgo y la reflexión sobre la forma en que éstos han marcado mi experiencia. Para comenzar, creo que puedo definir "Diálogo" como conversaciones que nos enfrentan al otro cara a cara, que le reconocen y permiten que los conceptos propios sean desafiados, afirmados y/o transformados. Con esto tal vez ni siquiera sea necesario mencionar que muchas veces las pláticas que tenemos con la familia, amigos o conocidos, no son verdaderos "diálogos", pues se desarrollan sin la intención de interactuar, ni la disposición de cambiar o persuadir...
Aún así, en otras ocasiones el diálogo se frustra porque no sabemos escuchar o dejar que otros nos escuchen. Pero sea como sea, son estas conversaciones las que nos permiten articular nuestra comprensión de misión, encarnarla, vivir y compartir con otros el mensaje de Vida. Pues creo que sin verdaderos diálogos, entonces sólo proveemos de información a la gente y dejamos de lado la experiencia relacional y personal de conocer al Dios vivo encarnado en Jesucristo.
Diálogos como los de Edinburgo 2010 son muy desafiantes, pero también pueden ser transformadores. En un contexto tan diverso, con perspectivas de la fe cristiana tan divergentes, el diálogo es necesario y la forma de asumirlo es motivo de reflexión. En su seno definimos nuestras posturas y procesamos nuestras ideas. Frente al otro también encontramos la posibilidad de entendernos mejor y de mejorarnos, pero ante todo, creo que nos permiten crecer, salir de nosotros mismos y conocer mejor a Dios en el contexto de la comunidad. Aún con esto, sostengo que el díalogo personal con Dios es la base para que lo otro tenga sentido, pero nuestra propia experiencia individual se enriquece, articula y refleja en comunidad. ¡Esta dialéctica qué no nos deja!
Y por último, no puedo dejar de pensar en Jesús como nuestro mejor ejemplo en el Diálogo, en su práctica de vida relatado por los evangelistas, con tantos personajes tranformados por sus Palabras, hablando lo que había escuchado del Padre. Es Él mismo nuestra única posiblidad de diálogo con Dios."
Sigamos pensando, escribiendo, dialogando...
Escrito de madrugrada, Edinburgo.
¿Cuántas veces hemos pensado que "dialogamos" con los demás, pero no es así? Incluso, ¿cuántas veces dialogamos con Dios? Justo ahora acabo de concluir una breve charla y al leer esto me pregunté "¿dialogaste, platicaste o sólo intercambiaste palabras?". Y justo ahora es cuando debo empezar a dialogar, como parte de un proceso de reconciliación. Saludos Ale!
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