Tercera entrada:
Pensando en las cosas más especiales que surgen al viajar, el por qué me gusta tanto y lo disfruto con mucha gratitud, me hace llevar la reflexión un poco más allá... El hecho de estar fuera de casa, ver otros escenarios, caminar, comer, descubrir nuevos olores y aprender otras maneras de ver el mundo es solo una parte. Creo, a la luz también de este viaje, que lo más especial y valioso es la gente con quien me encuentro, aquellos a quienes Dios pone en el camino y sus maneras de hacerse presente. Y esto una realidad para la misma vida, para aquellos que caminan a nuestro lado y están muy conscientes de su condición como extranjeros y peregrinos en el mundo.
Creo que tal vez Oaxaca no sería tan especial si la primera vez no hubiera significado un tiempo de recreación, descanso, calidez y especial compañía. De la misma manera, un viaje de regreso de Tecate no sería tan especial, si no hubiera abierto el espacio para una charla sobre el futuro, la vocación y los planes de Dios para la vida de un amigo y colega en la misión. Valle de Bravo sería un campamento más, sino fuera el marco dónde tantos nos hemos encontrado con el Creador y hemos encontrado comunidad. Oxford sería tan sólo un lugar de "mucha historia" sin las caminatas y pláticas formadoras. Cuernavaca se sufriría en el calor, si no implicara un tiempo de mentoreo y recibimiento. La misma Escocia hubiera sido pura lluvia o muchos rostros en Edinburgo, sino hubiera pasado tardes platicando con nuevos amigos, bailando ceilidh y escuchando otras voces...
Y así podría mencionar muchos lugares. Hasta Cedar Campus se vería desolado y frío, si no fuera porque en sus veredas hubo conversaciones en silencio, respuestas definitivas y muchos momentos de encuentro, con Dios y con otros. Así en los aeropuertos, las centrales, los autobuses, la van que nos llevó hasta Mazahua, el camión que me lleva a la Universidad o el carro que nos llevó a Cumbres por tanto tiempo. Pueden ser lugares que no signifiquen nada para algunos o espacios de especial gusto para los turistas, pero sólo Dios y su gente lo hacen especiales. Tantas casas, que siempre serán mejores que un hotel 6 estrellas, porque la calidez de los herman@s llena el corazón.
Creo que tal vez Oaxaca no sería tan especial si la primera vez no hubiera significado un tiempo de recreación, descanso, calidez y especial compañía. De la misma manera, un viaje de regreso de Tecate no sería tan especial, si no hubiera abierto el espacio para una charla sobre el futuro, la vocación y los planes de Dios para la vida de un amigo y colega en la misión. Valle de Bravo sería un campamento más, sino fuera el marco dónde tantos nos hemos encontrado con el Creador y hemos encontrado comunidad. Oxford sería tan sólo un lugar de "mucha historia" sin las caminatas y pláticas formadoras. Cuernavaca se sufriría en el calor, si no implicara un tiempo de mentoreo y recibimiento. La misma Escocia hubiera sido pura lluvia o muchos rostros en Edinburgo, sino hubiera pasado tardes platicando con nuevos amigos, bailando ceilidh y escuchando otras voces...
Y así podría mencionar muchos lugares. Hasta Cedar Campus se vería desolado y frío, si no fuera porque en sus veredas hubo conversaciones en silencio, respuestas definitivas y muchos momentos de encuentro, con Dios y con otros. Así en los aeropuertos, las centrales, los autobuses, la van que nos llevó hasta Mazahua, el camión que me lleva a la Universidad o el carro que nos llevó a Cumbres por tanto tiempo. Pueden ser lugares que no signifiquen nada para algunos o espacios de especial gusto para los turistas, pero sólo Dios y su gente lo hacen especiales. Tantas casas, que siempre serán mejores que un hotel 6 estrellas, porque la calidez de los herman@s llena el corazón.
Los lugares que se convierten en "lugares" por las personas... aún los "no lugares" se transforman en "lugares"...
ResponderEliminarson nuestros compañeros de viaje...
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